Capítulo 23

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23. Esa es mi amiga

Emma...

Al llegar a casa me esperaba otra pelea, esta vez con mi hermano, admito que solíamos pelear de vez en cuando, pero esta vez era totalmente diferente, en esta ocasión dudaba que existiera una reconciliación y sí, me afectaba la situación con él...

—Alto ahí, Emma —dijo en cuanto me vio entrar junto a Luke —Tenemos que hablar, te guste o no vas a escucharme su voz era autoritaria.

Sin embargo, lo conocía a la perfección, sabía que solo estaba tratando de ocultar su nerviosismo.

—No tengo nada que hablar contigo —respondí, sin dejar de caminar.

—Emma —advirtió, Luke se detuvo, haciendo que yo me detuviera.

—Cariño. Deberías hablar con él... sí necesitas algo estaré esperando en tu habitación, deja que te dé una explicación, solo escúchalo, ten por seguro que te hará bien —dijo muy tranquilo, mi hermano observo cada uno de sus movimientos.

—No estoy segura.

—Confía en mí, lo hago por tu bien. Sé que de alguna manera hablar con él te va a ayudar a estar mejor.

Sin esperar respuesta Luke tomó las bolsas y subió las escaleras con rumbo a mi habitación.

—Puedes decirme, ¿quién rayos es él? Y ¿cómo es que entra a tu habitación como si fuera su casa? —puse mis ojos en blanco por sus cuestionamientos, pero no dejaría que me hablara de esa manera. Muchísimo menos en la situación que estaba.

—Primero. Esta también es mi casa y segundo. No tengo por qué darte explicaciones de mis relaciones sentimentales —caminé hacia el sillón para dejarme caer —Ahora di lo que tengas que decir, tengo cosas que hacer —John se acercó para sentarse junto a mí.

Jamás le había hablado de esa manera y por su cara supe que estaba sorprendido.

—Emma, mi padre —lo interrumpí al percatarme que rumbo estaba tomando.

—Aguarda, ¿vamos a hablar de nosotros?, porque si quieres hablar de tu padre para justificarlo, mejor me voy —dije muy seria, paso sus manos por su cara, mostrando frustración.

—Yo... siento mucho no haber dicho nada con respecto a nuestro padre. Sé que no debí ocultarlo, yo solo tenía miedo de tu reacción, creí que te protegía ocultándolo, pero me doy cuenta que no fue así, Enana a mí también me dolió que nuestro padre rehiciera su vida, pero ambos sabemos que algún día pasaría —trato de tomar mi mano, la hice a un lado —Emma solo quiero que vuelvas a confiar en mí, quiero que todo sea como antes, quiero a mi hermanita de regreso —se quedó en silencio esperando a que yo dijera algo, me levante del sillón.

La confianza era como un cristal, una vez roto. Podías unir los pedazos, pero no quedaba igual.

—Bien, estás disculpado —se le dibujó una sonrisa en su rostro al escuchar mis palabras —Solo ten en cuenta que ya nada será como antes —su sonrisa se borró, me observo con duda, así que trate de que entendiera mi posición —Recuerdas la vez que te subiste a aquel árbol para bajar tu pelota, caíste y te hiciste una enorme cicatriz en la pierna —me escuchaba con atención, tratando de comprender a dónde quería llegar con mis palabras.

—Si lo recuerdo —sus ojos comenzaron a ponerse llorosos.

—Después de ese día, tuviste miedo de subir a los árboles, ya no tenías confianza suficiente para trepar un árbol —me observo pensativo al entender lo que trataba de decirle.

—Somos hermanos. Te quiero y haría cualquier cosa por ti, yo solo tenía miedo de decirte —un nudo se formó en mi garganta al verlo con lágrimas en sus ojos.

Mil pedazosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora