Capítulo 22

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22. Te odio.

Emma...

Agradecí que Liam se marchara, así al salir de casa no tendría que pasar por otro rato amargo. De camino a la cafetería tuvimos tiempo de platicar un poco acerca de lo ocurrido con mi hermano, Luke en todo momento se mostró comprensivo y como era de esperarse me hizo reír con lo ocurrente que era.

—De verdad no espere que decidieras venir, no tienes una idea de cuanto lo agradezco —nos encontrábamos en la cafetería de la plaza, era la que solía visitar con mis "amigas".

—Creo que unas vacaciones no me harán daño. Así que disfrútame estos días, por qué no será por mucho tiempo —en medio de una bonita charla comenzamos a comer.

—Es normal ¿que aún lo quiera? —Luke me observo con ternura, dejo a un lado el cubierto para acariciar mi cara.

—Querida es lógico. Él fue tu primera vez, es obvio que estás dolida por lo ocurrido, pero eso no evita que tus sentimientos por el Ken-rudo, desparecieran de la noche a la mañana —para que negarlo, mi amigo tenía razón.

—Ya no importa. Cómo te dije, no pienso ser la misma, si tengo que obligarme a odiarlo lo haré —encogí mis hombros restándole importancia.

—Puedes mentirle a los demás, pero a tu corazón jamás.

—No quiero pensar más en él.

—Solo quiero que sepas, que estaré contigo en todo momento, solo espero que no termines por dañarte a ti misma, aunque lo dudes eso me dolería —nos quedamos en silencio para terminar de comer.

Por mi cabeza se repetían sus palabras, pero ya me daba igual, estaba decidida a seguir mi vida.

¿Qué más podría pasarme, que causara daño en mí?

Después de comer, comenzamos a pasear por la plaza, Luke casi me rogó por comprar ropa, según sus palabras ""si quieres cambiar, comienza por tu guardarropa" al principio no quería ya que las tarjetas que tenía eran por mi padre y no quería nada de él, pero pensándolo mejor, de alguna manera tenía que pagar su ausencia y sus mentiras.

Caminamos durante horas o al menos eso fue lo que sentí, ya que mis pies comenzaban a doler de tanto visitar tiendas, parecíamos niños en dulcería. Más bien Luke estaba feliz de cambiar mi guardarropa, llego un momento en que ya no pude dar ni un solo paso, por ello decidimos sentarnos unos momentos antes de regresar a casa, acomodamos las bolsas que llevábamos en el suelo para sentarnos en una de las bancas más cercanas.

—¡Vaya! Así que por este muñeco es que faltaste a clases —dijo con su singular tono de voz Sabrina, que se encontraba junto su inseparable. Ambas comiéndose con la mirada a Luke, lo menos que quería en ese momento era tener que soportarlas.

—¡Si que eres rápida Emma! —dijo Katrina de manera muy despectiva, sin dejar de escanear a Luke con su mirada.

—Creo que será mejor irnos —le dije a Luke, ignorando por completo al par de víboras. No lograba entender como tenían el descaro de hablarme, Luke de inmediato tomo las bolsas del suelo, lo cual agradecí.

—Perfecto Emma. Huye como siempre lo haces, sigue haciéndote la víctima, la indefensa, la pobre Emma —Luke sostuvo mi mano mostrándome su apoyo, lo que atrajo la mirada de ambas.

—Para que quedarme, si no tengo nada que hablar con ustedes —las señalé —No entiendo como tienen el descaro de dirigirme la palabra, después de lo que hicieron —mi molestia en ese momento estaba subiendo de nivel.

—Deberías agradecernos —como siempre el tono de Katrina era burlesco.

—¿Es en serio? —di dos pasos hacia adelante, pero Luke me detuvo —Dime ¿Por qué? ¿Por qué Katrina? ¡ANDA RESPONDE! ¿qué te hice, para querer lastimarme de esa manera? —mi paciencia había llegado a su límite —¿Qué ganabas con todo eso? —mis palabras parecían causarles gracia a ambas.

Mil pedazosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora