Capítulo 21

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21. ¿Tú quién eres?

Emma...

Tome mi celular marqué sin pensarlo esperando atendiera mi llamada, no tenía planeado llamarlo, pero por alguna extraña razón necesitaba escuchar su voz.

Un tono, dos tonos, tres tonos.

No respondió, quizás era una señal para no buscarlo, al darme cuenta de lo que acababa de hacer de inmediato me arrepentí, avente mi celular, estaba molesta por ser tan débil.

Con enojo limpie mis lágrimas, me levante del suelo, camine hasta el baño para encerrarme ahí, hasta que mi enfado se esfumara.

Quizás estaba siendo un poco dramática, pero mis días se estaban convirtiendo en una tortura contantes, llenos de mentiras. Cuando pensé que no me podían traicionarme más, nuevamente me equivocaba y aparece mi querido hermano.

Él era la única persona en que confiaba, creí que jamás me mentiría.

Un poco más tranquila, me encontraba recostada en mi cama, tomé nuevamente mi celular, esta vez decidí llamar a la única persona que me había hecho feliz, horas antes. Solo esperaba que él sí atendiera la llamada.

—Cariño. Que barbará, ya me extrañas —como por arte de magia sonreí al escucharlo. Se escuchaba música de fondo, imaginé estaba en su trabajo, no quise molestarlo, pero era inútil no expresar lo que estaba sintiendo.

—Creo que fue una mala idea regresar —dije sin ánimos.

—¿Qué ocurre? —les ha pasado que ¿cuándo sus ánimos están por los suelos y tienen muchas ganas de llorar, alguien hace esa pregunta y sin poder evitarlo se ponen a llorar de manera desconsolada? Bueno pues eso ocurrió.

—Yo —respondí en medio de sollozos.

—Bebe. Trata de tranquilizarte, vamos cariño sé que es difícil, pero tú puedes. Recuerda que cuentas conmigo —la ternura con la que me hablaba al, me hizo calmar un poco —Ahora dime ¿qué es lo que paso?

—Mi hermano sabía todo lo de papá, él lo sabía y prefirió callar —sollozando le dije lo que había ocurrido con mi John. En ningún momento me interrumpió, escuchó atento todo, hasta el más mínimo detalle.

Cariño. Sé que es difícil, pero tranquilízate, recuerda lo que hablamos.

—Perdón por molestarte, debes estar en tu trabajo —dije un poco más tranquila.

—Mujeeeeeer debería darte unas buenas cachetadas, ya te dije que cuentas conmigo para lo que sea. Ok no. Rectifico, menos sexo —comencé a reír.

—Gracias.

—No tienes nada que agradecer y que te quede bien claro, no importa la hora que sea, si necesitas algo llámame, si no puedo hacer algo por solucionar tu problema, por lo menos lloraremos juntos.

—Siempre haces que sonría, en mis peores momentos.

—Pasaré por alto que acabas de llamarme Payaso, pero ya tendré tiempo para desquitarme. Ahora tienes que tratar de descasar, lo necesitas, aleja cualquier pensamiento destructivo de tu sistema, mañana que despiertes será un día nuevo y veras todo de manera diferente.

—Tienes razón —dije un poco más calmada.          

—Hablábamos mañana por que me jefe comienza verme con ganas de correrme —termino la llamada.

Mil pedazosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora