18.No vale la pena.
Emma...
Al llegar a mi destino me encontraba realmente agotada, trate de dormir un poco en el trayecto, pero me fue imposible, como podía hacerlo si mis emociones estaban a flor de piel, lo único que deseaba era llegar lo antes posible a casa para descansar.
Al bajar del taxi me detuve en la entrada, observé detenidamente lo cambiado que estaba todo. No había regresado desde que mamá había muerto. Resultaba difícil estar en un lugar que tenía tantos recuerdos con ella. Solíamos pasar las vacaciones, convivir como una verdadera familia.
Mi padre era el único que pasaba la mayor parte del tiempo en esa casa que para mí ya no significaba lo mismo.
A pesar de que no quería hablar con él, esperaba estuviese. Necesitaba un abrazo de él, saber que tenía su apoyo, su cariño, su comprensión.
Al tocar el timbre no tuve que esperar demasiado, para que la puerta se abriera.
—Hija —mi padre me observaba con sorpresa —¿Qué haces aquí? — su nerviosismo no me pasó desapercibido, no comprendía a qué se debía su actitud. Quise creer que era porque no me esperaba.
—También me alegro de verte — dije sarcásticamente —¿Puedo pasar? —tuve que preguntar al ver que no se movía de la entrada.
—¿Quién es papá? —la voz de un niño hizo que mi padre se moviera de su lugar.
Aguarden. Estoy ciega, pero no sorda.
¿Lo había llamado papá?
¿Qué rayos?
—¿Papá? —pregunte confundida.
—¿Quién eres? —dijo el chiquillo en cuanto me vio, mi vista se posaba en el niño y luego en mi padre, tratando de comprender la situación.
—Da la casualidad que esa misma pregunta es la que me estoy haciendo —dije sería, el semblante de mi padre mostraba preocupación, nerviosismo, puedo jurar que estaba sudando.
Algunas verdades duelen más que otras.
—Hija. Tenemos que hablar —me quedé en el mismo lugar sin decir nada.
Mi vista fue a parar atrás de mi padre, sobre una mujer que se acercaba a nosotros, su cara reflejaba la misma sorpresa que mi padre.
—Ella ¿quién es?
—Es su esposa y mi mamá —la respuesta del niño fue inmediata, como si le estuviese preguntando a él.
—¡¡Que!!! —eleve mi tono de voz. Me resultaba difícil de procesar lo que ocurría.
—Hija yo... —mi padre quiso tomar mi mano, pero yo di un manotazo para alejarlo.
Todo cobraba sentido, los largos días en que se ausentaba, sus viajes de negocios.
—Así que esta es la razón por la cual nos abandonaste, ellos fueron la razón por la que solo te veía una vez al mes y eso si corría con suerte —el dolor en mi voz era evidente, mis ojos ardían por las lágrimas retenidas.
Esta era una verdad bastante cruel.
—Emma vamos a mi despacho, tenemos que hablar —pase mis manos por mi cabello en muestra de frustración.
—Mich vamos cariño, dejemos a tu padre para que resuelva esto —dijo la mujer al niño.
—Si anda, no creo que quieras escuchar lo miserable que es ser hijo de alguien como él —hice un movimiento con mis manos para señalarlo.
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Mil pedazos
Novela Juvenil-Déjame explicarte- dijo con desesperación. -no hay nada que explicar, ya te dije toma el dinero tus servicios han sido pagados- prácticamente lance el dinero en su cara. -Emma las cosas no son así- se acercó pero yo me alejé. -Oh claro, no seas tan...