Capítulo 10

430 44 0
                                    

10.No planeo lastimarla

Emma...

Desperté un poco acalorada, con su brazo y pierna sobre de mí, me resultaba difícil moverme, tuve que hacer toda clase de movimientos extraños para poder salir de la cama sin despertarlo, cuando por fin me vi liberada sonreí al verlo dormir. Su relajado semblante, se veía tierno pero sexi a la vez, tenia que dejar de mirarlo de esa manera y correr al baño, antes tome mi ropa.

Lave mi cara, utilice un poco de pasta dental para enjuagar mi boca, hice mis necesidades, acomode mi cabello en un chongo, solo faltaban mis lentes, que se encontraban en alguna parte de la habitación.

Los recuerdos de la noche llegaron a mi memoria, el simple hecho de recordar me hacía estremecer. Casi lista, salí del baño, por poco me da un infarto.

—¡Oh por Dios! me asustaste —dije poniendo mi mano sobre mi pecho.

—por un momento pensé que te habías ido —se acercó a mi para abrazarme.

—¿Tengo que ir a casa, te importaría llevarme? —le dije con mis manos acariciando su perfecta espalda.

Como no estaba lista para mirarlo a los ojos, mi atención estaba concentrada en sus tatuajes, tratando de descifrar su significado.

—¿Te gustaría desayunar algo antes de irnos? —sus palabras llamaron mi atención, olvidando por completo la pena que sentía lo mire.

—Si te parece, podríamos ir a mi casa a desayunar.

—Perfecto. Si no te importa me daré un baño al menos que desees hacerme compañía —me ruborice ante la idea de estar completamente desnudos.

No espero mi respuesta, al parecer sabia cual seria ya que me dejo ahí de pie, aturdida por sus palabras.

Me quedé observando la puerta del baño, mordí mi labio inferior. La idea de entrar era bastante tentadora, maldije por ser demasiado cobarde como para entrar.

El camino a casa fue rápido debido a que viajamos en su moto, al llegar fuimos directo a la cocina, me gustaba que se sintiera cómodo.

—¿Qué te gustaría desayunar? —abrí el refrigerador, observe el interior al mismo tiempo que esperaba una respuesta.

—No lo sé, ¿qué hay en el menú? — respondió con una sonrisa, acercándose —Tienes comida como para un ejército. Esto y esto podría servir —saco leche, huevos, mantequilla, colocándolos sobre la barra —¿Tienes harina? — abrí algunas puertas hasta que la encontré.

—Aquí está —la deje junto a los demás ingredientes.

—Tu casa es enorme —dijo mientras acomodaba todos los ingredientes en la batidora —¿solo vives con tu hermano? es muy grande para ustedes dos.

—Si, solo somos mi hermano y yo. Mi padre solo viene en ocasiones y no suele quedarse por mucho —mis ojos estaban sobre cada uno de sus movimientos —Se te da bien la cocina.

—Tuve que aprender. Digamos que la comida chatarra y yo, no nos llevamos muy bien.

—Por lo regular viene una persona que nos ayuda con la limpieza o comida, pero hoy es su día de descanso y como veras me toca estar sola la mayor parte del tiempo.

—Ahora me tienes a mí. No permitiré que te sientas sola — se acercó para dejar un beso en mis labios. Demasiado breve.

Unos minutos más tarde nos encontrábamos comiendo uno deliciosos hot cakes con juego de naranja. Lo que mas disfrutaba era su compañía.

Mil pedazosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora