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Mingi.

Todo, todo maldita sea, se estaba quemando. Escucho a los árboles llorar, veo jovenes ayudando a viejos y niños, las sirenas tratando de apagar el fuego, esta vez si que lo mataré.

–Cálmate, Mingi.–pidió Hongjoong, abrazando mi cintura, me sentí un poco más tranquilo con su tacto.–También quiero matar al tipo que hiso esto, pero es mejor trabajar juntos.

La mirada de los chicos es tan decidida como la mía, estaban a mi lado, apoyando.

–Hay que hacer que las personas vayan al árbol sagrado.–expliqué –.Es el único lugar en donde no llega ningún tipo de poder gorfe.

–Yo me encargo.–dijo Seonghwa. –¡Todos vayan al árbol sagrado!, ¡ayuden a quien lo necesita!.–comunicó a todos en el lugar, para que los jóvenes comenzaran a correr con niños en brazos, las sirenas transportando a demás gente por debajo del agua para llegar al lugar y aves llevando a los ancianos. Era todo un caos.

–Según la lógica, mi poder no será de mucha ayuda.–dijo Yeosang –Yo también ire a ese árbol, haré que la gente este a una temperatura adecuada, este lugar es un horno.

–Iré contigo, creo que tendrá que haber un poco de calma ahí. ¿Cómo llegamos?.–me preguntó el mayor. Les expliqué el camino y estos partieron.

–Creo que primero tendremos que apagar un poco las cosas.– comentó San. Este se acercó al lago más cercano e hizo que el agua saliera disparado a cada casa y árbol del lugar, apagando con totalidad las llamas que los abrazaba.

–Tengo tu poder, el de San y el de Yeosang. –intentó recordar Hongjoong.–Haré lo que pueda.

–Cuento contigo, hyung tierno.– este hiso un puchero, no puedo evitar pensar que el pequeño hyung es muy adorable y que tiene una mente brillante.

En el camino habían muchas cenizas, muy difícil el saber de qué, estaba simplemente todo destrozado y ese olor a quemado me da asco.

Nos quedamos quietos en cuanto vimos a un tipo tirado en el suelo boca arriba, llevaba ropa negra y una máscara, impidiendo ver por completo toda su cara.

–¡¿Tú provocaste esto?!.–lo mataré aquí mismo, ha sido tan escurridizo en todas sus visitas que nunca lo he logrado atrapar, pero hoy es el día.

No recibí respuesta. Enfadado, caminé hacía él, pero fuí rodeado por un aro de llamas azules.

–¿Qué si lo soy?, estupida planta.– soltó burlón y con tono de superioridad.–Quemé toda tu selva, Tarzán.

Esto me causa tanta impotencia, usar mi poder sería inútil, él quemaría mis plantas por completo. Quiero golpearlo hasta matarlo, se lo merece. Las llamas a mi alrededor se apagaron

–¡Waa!, ¿Tú apagaste mis llamas?.– preguntó el chico de la máscara a Hongjoong.–No puedes hacer eso, pequeño. ¿No ves que a hyung le gustaba ver al mundo arder?.

–Estoy seguro que soy mayor, me respetas, mocoso.– respondió firme y seguro, con unos ojos feroces.

No perdí mi tiempo en ver a Hongjoong y corrí hacía el tipo, decidido a romperle la cara. Pero este fue más rápido y me golpeó en el estómago, fue tan fuerte que me dejó de rodillas, tratando de no vomitar lo que comí.

–Creo que lo de ser un árbol lo tienes de decoración.–se rió de mí y mi altura a todo pulmón. Sin dudas lo mataré.

Hongjoong lo rodeó en una gran cantidad de agua, hundiendo por completo todo su cuerpo. Pero el de máscara estaba como si nada estuviera pasando, tranquilo. El tipo evaporó por completo todo el agua y volvió a pisar suelo.

Los Elegidos {Ateez}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora