Mamá.

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—Bien y ahora el cinturón —Una mujer castaña acomodaba a un pequeño niño en el asiento del auto, este la observaba embelesado, a pesar de que sus ojitos comenzaban a cerrarse —Pronto te llevaré y comeremos galletas ¿Quieres? —

—¡Si! ¡Galletas! —Exclamo emocionado, pero sus ojitos se cerraban, los froto con insistencia mientras ella arrancaba el auto. Pronto el niño estaba cabeceando, el sueño le había ganado. Ella gentilmente paró el auto en la luz roja y lo acomodó, luego siguió su camino con todo el cuidado del mundo.

Su celular comenzó a sonar, lo puso en modo manos libres mientras miraba la calle.

—Hola mamá

Hola cariño, ya vamos para la casa ¿Sacaste las galletas del horno como te pedí? —Decía ella sin despegar sus ojos del camino, estaba conduciendo con la mayor precaución posible.

Si, las he puesto a enfriar ¿Ya vienes?

Si, lo he encontrado solo. Pensé que dijiste que estaba con un rubio Tes —Mencionó mientras daba una vuelta en la calle. Escucho como del otro lado hacían un sonido con la lengua.

Se suponía que así fuera, no se que pudo haber ocurrido.

Terminamos de hablar cuando lleguemos Tes —Corto la llamada mientras ponía atención al camino. Unos minutos después estaba delante de una casa, no era muy grande, pero tenía un patio bastante amplio en la parte delantera. Ella estacionó el auto en la entrada de la cochera y pronto descendió de él, camino con tranquilidad hasta el otro lado, abrió la puerta —Llegamos cariño —Con dulzura saco al niño que aún dormía en el asiento del copiloto.

Acomodo su capucha de ranita sobre su cabeza cubriendo sus negros cabellos y lo acomodó en sus brazos, este se aferró a ella con fuerza mientras sonaba su chupete. Ella caminó hacia el interior de la casa, un muchacho alto de cabellos negros y ojos verdemar la esperaba cerca de la puerta.

—Hola mamá —La abrazo con fuerza cuando la tuvo cerca, pero teniendo cuidado de no aplastar al pequeño niño.

—Hola cariño ¿Sacaste las galletas? —Decía ella mientras terminaba de entrar, él cerró la puerta detrás de ellos y la abrazó por los hombros.

—Por supuesto que si y me resistí comerlas hasta que llegaras —Comentó alegre, ella avanzo hasta estar cerca de la habitación, encendió la luz con una mano y siguió hasta la cama.

—μαμά (mamá) —Murmuró el niño entre sueños.

—Si cariño, soy mamá, aquí estoy —susurro ella suavemente acariciando su cabello —Duerme un rato —Lo arropó, puso un muro de almohadas a su alrededor y lo dejo dormir, ella se quitó los zapatos y se calzó unas pantuflas.

—¿Tu esposo va a tardar? —Pregunto Teseo mirando un portarretratos que estaba sobre una mesita a lado del sofá. En este se veía la foto de la mujer castaña vestida de blanco junto con un hombre de cabellos castaños.

—No mucho, dijo que salía temprano de la junta hoy —Ella se recogió el cabello —Ahora ven a ayudarme el almuerzo —Lo jalo del brazo haciendo que deje la foto en su lugar. Él sonrió, siempre había adorado cocinar con su madre, aún recordaba cuando lo hacían en el castillo. Su madre no creía que por ser de la realeza no tuviera que mover un dedo.

A ella siempre le había gustado, leer y poner en práctica todo lo que leía, eso incluía libros de cocina. Con el tiempo fue convirtiéndose en la mejor de ello, al menos eso creía Teseo y toda la Atlántida, si ella no era la mejor chef del vulgar mundo mortal, era por una simple razón: Amaba escribir. Él aún recordaba algunas historias que le contaba, todas inventadas por ella, solo para ellos.

El Extraño Niño Del Mar [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora