Guardería, no.

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Se suponía que este sería uno de los mejores años de Jason, tenía dieciséis años recién cumplidos, había aprobado su examen de conducción en el primer intento. Su padre le había dado un lujoso auto, hermoso, del color que el deseaba, descapotable, perfecto para contestar chicas.

Este era el año, su año, ese en que se iba a dedica a  ser un rebelde. En el que quería ser el chico rebelde por el que las chicas babearan, ese al que voltearian a mirar cuando pasara. Había entrenado desde el año pasado para eso, se había unido al club de Básquet para eso, se había esforzado por pasar de ser: El chico Nerd, a un súper atleta por el cuál todos morirían.

Sus amigos lo sabían mejor que nadie, ellos habían apoyado su idea. Después de todo, este era el año en que comenzaban las verdaderas fiestas, en el que comenzaban a emparejar a todos, en el que te hacías popular o seguías siendo un cero a la izquierda. Era el año en que podía ir y volver a casa.

Nunca se había esperado que todo se arruinara por una salida en yate.

Ahora no era el chico por el que babearian: Ahora era el babeado y por nada más y nada menos que un niño de lo más extraño. Uno que no debió sacar del mar, que no debió decir su nombre y mucho menos querer quedárselo.

—¡Jason, Jason, Jason, Jason! —Mismo niño que ahora gritaba desde su silla transportadora en el asiento de atrás, estaba cansado y fatigado, porque el niño solo quería estar en sus brazos. Percy no soportaba estar en la silla, porque esta tenía cinturones de seguridad y detestaba que lo limitarán.

—En un momento llegaremos Percy ten calma —Jason no sabia si lo decía por él o por el niño, así no era como había planeado su año. Siendo llamado a los gritos por un infante si es que podía llamarle así, torturado en las noches por su llanto inconsolable cuando se alejaba de la cuna y menos bañado en una lluvia personal cuando alguien ponía de malas al niño —Teseo mayormente hacia lo último—

—Ya me cansé —Y Pair —El pulpo de peluche— Comenzó a sonar una y otra vez, con esas tontas canciones de niños, esas que comenzaban a irritar a Jason, al punto de que quería arrancarle la cabeza al muñeco. O a cada uno de sus tentáculos cantadores, de preferencia.

—Ya casi llegamos —Y era verdad, por fin pudo ver un pequeño edificio, uno de una sola planta que estaba cerca de su escuela. Ese era el lugar del que le había hablado Frank.

Hasta arriba ponía Guardería de Oliastic un lugar que fue construido para cuidar de los pequeños niños de los maestros y de los que en un futuro pertenecerían posiblemente a la escuela primaria Oliastic una escuela privada e internado, lo mismo que la secundaria y la preparatoria del mismo nombre. Lugar en el que estudiaba Jason y sus amigos.

Percy frunció el ceño mirando el lugar en el cual había aparcado Jason, el edificio tenía muchos dibujos bonitos pero a él le molestaban por alguna razón. Veía a más personas cargar con grandes bolsos, también con carreolas y niños pequeños que iban de la mano, de lo que parecían sus padres. Algunos iban llorando mientras avanzaban.

—Bien Percy, ahora te tienes que portar bien —Jason al fin lo libero de su prisión-asiento y lo cargo en brazos. Percy no comprendía todo lo que decía, el Inglés no le agradaba mucho que digamos, le estaba costando un poco aprenderlo.

Pero lo que si comprendía era que Jason lo estaba cargando. Ese era un buen punto. Jason olía bien y su presencia lo calmaba, su piel era cálida y suave, su corazón era música para sus oídos. También entendió que el llevaba un bolso, dentro de este había visto que puso varias cosas dentro, muchas cosas que compro para él. Eso no le agrado, porque solo llevaba su bolso.

El Extraño Niño Del Mar [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora