8.

222 27 0
                                    

8.

Una semana después (diez semanas de embarazo) ...

Y cuando menos lo esperaba

Todo fue destruido.

El cuchillo hundido

No sabes cuánto quemaba.

Canto lentamente junto al público y las lágrimas caen por mis mejillas. Es una de mis primeras canciones, una dedicada a esa época en la que sufrí por Arthur.

Ha sido también una de las más exitosas y, aunque ya no me siento de esa manera, solo quiero hacer feliz a mi público.

Me limpio la cara mientras el piano termina su melodía y la gente chilla con todas sus fuerzas. Sonrío y me levanto del taburete para hacer una reverencia antes de despedirme y salir del escenario.

Le doy el micrófono a un muchacho y me quito yo misma los cables que me rodean. Mi cuerpo ha empezado a cambiar y no quiero que nadie se entere de mi estado, por lo que he comenzado a pedir ropa más ligera y evito ser tocada.

Freddie no entiende qué me pasa, pero ve que no estoy bien.

Después del allanamiento que sufrimos en casa, Arthur y yo nos hemos unido muchísimo a pesar de la distancia. Aprovechamos cualquier momento para llamarnos e incluso hacemos varias veces algún que otro Skype.

Sonrío para él, pero cuando no estoy hablando con Arthur, mi humor es otro.

Las personas a mi alrededor no preguntan y Freddie me ha dado tregua. Sé que lo estoy haciendo mal, que mi actitud debe cambiar, pero solo deseo volver a casa, junto a Arthur y mamá, y que este infierno se acabe.

Aunque me haya dicho que me avisará, los mensajes no se han acabado después de ese "trato" que hice hace una semana. Sigue llevándome al límite con sus obscenidades y tengo miedo. Realmente estoy aterrorizada de sus intenciones hacia mí.

Pero el bebé que tengo en mi vientre me da fuerzas, fuerzas para enfrentarme a ese desconocido y a mi miedo de decírselo a mi marido. Fuerzas para superar cualquier situación que se me venga encima.

Dentro de una semana viajaré a España y Arthur me estará esperando allí. Me verá, verá mi cuerpo nuevo, y se preguntará muchas cosas. Pero tengo tantas ganas de verlo, de tocarlo, de que me toque, de abrazarlo y besarlo, que haré lo que pueda para que ese momento llegue lo más tarde posible.

Estoy yendo a la zona Vip cuando me avisan para volver al escenario. Brian me acompaña con la misma inquietud que tengo yo, pero cuando me dicen que Malú, que está cantando en este momento, ha pedido que cante con ella, no sé si alegrarme o maldecir.

Mi deseo de poder compartir escenario con una de las mayores artistas de mi país gana la batalla y no dudo en volver a enrollarme en cables y coger el micrófono para salir otra vez.

El público aúlla y la cantante me abre los brazos con una gran sonrisa. Nos abrazamos y dice en mi oído:

—Espero que no te haya molestado, es que tengo muchas ganas de cantar contigo. —Se separa de mí y clava sus ojos en los míos—. Así que decide cuál quieres cantar.

—No te preocupes por eso, es un honor estar aquí contigo —le aseguro y me encojo de hombros entre risas—Me sé todo tu repertorio, así que te dejo que elijas tú.

—Muy bien —exclama llevándose el micrófono a la boca—. Es un placer estar encima de un escenario con una mujer que lleva cinco años comiéndose el mundo. Una de mis mujeres favoritas, también. Y que cantes una canción mía es más que un honor. Le voy a pedir al pianista que nos toque Ojalá. ¿Se la saben?

Enamorada de ti (NTEDM 3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora