9.

211 25 0
                                    

9.

Un mes después (catorce semanas de embarazo) ...

—¡No puedes ponerte un vaquero y una camisa para un concierto, aserita! —protesta Freddie cuando rechazo el vestido ajustado que pretende que me ponga esta noche en el concierto de Barcelona.

—Pues busca algo que sea menos apretado, Freddie —insisto cruzándome de brazos.

—A ver, pero ¿qué te pasa?

Lo miro con indecisión y sacudo la cabeza. Desvío la mirada y digo:

—He subido algo de peso.

Su boca se abre hasta el suelo y sus ojos me miran de arriba abajo, frunce el ceño y niega con la cabeza.

—No lo he notado. Aunque llevas unas semanas poniéndote ropa tan suelta.

—¡Pues para que no se me note! —clamo y sus facciones se apaciguan.

—Nunca pensé que te importara lo que los demás dijeran de tu cuerpo. Eres bastante...indiferente con ese tema.

—Lo sé, pero ahora he cambiado ¿vale? Quiero ropa holgada y no ese vestido que me cortará la respiración.

—Vale, vale, déjame ver lo que puedo hacer.

Separa las perchas con ímpetu y su rostro se va tensando cada vez que desecha una. De repente, sus ojos se abren y saca un vestido blanco.

—Este es perfecto —profiere y me acerco para observarlo con detenimiento.

—Me lo probaré. —Accedo, arrebatándoselo de las manos con premura, y le saco la lengua a su cara de pocos amigos.

Me meto en el baño y me pongo la prenda. Como ha dicho el cubano, es perfecto. Es un vestido corto de mangas translúcidas tres cuartos. Es ancho, más de lo que necesito, pero precisamente lo que quiero.

Salgo para enseñárselo y me doy cuenta de que ya no está solo. Ben alza las cejas al verme y baja rápidamente la mirada al suelo.

El muchacho se ha mantenido alejado de mí desde que me besó por sorpresa y no sé cómo comportarme con él después de lo que hizo, así que también me pongo nerviosa.

—Hola, Ben.

—Hola, Nira.

—¡Lo ves! Te dije que era perfecto, pero a lo mejor demasiado suelto ¿no? —reflexiona Freddie, mirándome de arriba abajo con análisis.

—Es lo que buscaba —sentencio y el cubano pone los ojos en blanco.

—Vale, pues cámbiate para llevármelo —murmura y le hago el corte de manga por su tono exigente.

—¿Para qué has venido, Ben? —pregunto antes de volver a meterme en el baño.

El joven sale abruptamente de sus pensamientos profundos y se ruboriza con fuerza.

—Todos se van a reunir en la habitación de Alejandro y me han mandado a buscarte —responde y arrugo la frente.

—¿Para qué?

—Algo que quieren hacer para el último concierto de la gira que se va a hacer en México —dice con la voz temblorosa y asiento.

—Vale, me cambio y voy.

Ben asiente y se marcha en silencio después de despedirse de Freddie.

Me quito el vestido, me vuelvo a poner mi ropa y salgo del cuarto de baño para dárselo a mi amigo. Después de colocarlo junto a las demás prendas, agarro su codo para girarlo hacia mí y me apoyo en las puntas de mis pies para rodear su cuello con mis brazos.

Enamorada de ti (NTEDM 3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora