14.

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Cojo aire antes de abrir los ojos y aprieto los dedos que rodean mi mano. Sigo el brazo hasta el rostro de mi madre y sonrío con somnolencia.

—Mamá —musito y ella se inclina para dejar un beso en mi frente. Al separarse, veo las lágrimas en sus mejillas.

—Mi niña, ¿cómo estás?

—Mal, mamá. Fatal —exclamo y mi rostro se contrae de dolor mientras los brazos de mi madre me rodean y me apoyan en su cuerpo.

—Ya, cariño. Ssh, tranquila, tranquila... —murmura contra mis cabellos y se sienta en el colchón a mi lado—. Cuéntame qué ha pasado.

—Una mujer se presentó en uno de mis conciertos haciéndose pasar por fan y consiguió una entrada Vip para hablar conmigo. Es una agente de la Interpol que estaba buscando a un traficante escurridizo del cual desconocían el nombre, pero que habían ubicado en Lanzarote y casi lo pillan antes de que se escapara —relato y sorbo la nariz—. Detuvieron a uno de sus secuaces hace cuatro meses y este les había dicho quién era el tipo, y que estaba sin dinero y que se había obsesionado con una chica hace ocho años. —Me debato en si contarle lo que intentó hacerme, pero decido que a veces es mejor la ignorancia—. Ese hombre había intentado negociar con Leo cuando trabajaba en La Loba para poder comprarme, pero él se negó y no consiguió lo que quería. Yo era esa chica de la que estaba obsesionado —revelo y oigo que mamá rechina sus dientes—. Mediante el chico que detuvieron pudieron saber sus próximos pasos: ponerse en contacto conmigo para que le diera dinero y aprovechar el momento para terminar lo que empezó. Así que la Interpol decidió contactar conmigo por lo difícil que les resultaba pillar al traficante, que contaba con muchos contactos, y crearon una estrategia donde yo tenía que llegar hasta él para engañarlo mientras, a través de un localizador microscópico en mi sujetador, pudieran descubrir su ubicación.

—Parece una película, pero intuyo que el tipo no consiguió lo que quería y lo pillaron —dice mamá lentamente, intentando asimilar todo lo que le acabo de contar, y asiento, limpiándome las lágrimas—. ¿Y lo del embarazo?

Suspiro agitadamente y trago saliva.

—Me enteré después de los conciertos de California.

—¿Y por qué no nos lo dijiste? —pregunta y sacudo la cabeza.

—Por Arthur. ¿Te acuerdas de aquel almuerzo donde le preguntaste cuándo íbamos a tener hijos y él te dijo que habíamos decidido no tenerlos? —contesto y ella asiente lentamente.

—Noté que te pusiste nerviosa.

—Él no quiere este bebé —susurro y me encojo de hombros—. Me dijo que no iba a estar conmigo si decidía continuar.

—¡¿Qué?! ¡Pero ese chico está mal de la cabeza! Después de todo lo que han pasado como pareja, ¿permite que algo que le pasó hace años le repercuta en el presente?

—Tiene miedo, y lo entiendo; sufrió muchísimo y no fue algo que se supere fácilmente. Además, él ya tiene unos antecedentes con todo lo que le pasó a su abuelo... —mascullo y mamá asiente, relajando sus facciones.

—Tienes razón, pero Lupe me ha contado antes de marcharse que él estuvo aquí esta tarde y lo echaste. ¿Es por eso?

—¿No te has enterado? —pregunto y me sorprende que no haya salido la noticia en algún periódico. ¿Lo habrá impedido Félix? —. Ayer llegó a México y se vio a Charlotte en una cafetería.

—Madre mía...

—Llevaba toda esta semana sin saber nada de él después de haber discutido por el tema del embarazo, así que imagínate cómo reaccioné. ¿Crees que soy exagerada?

Enamorada de ti (NTEDM 3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora