21.

237 25 0
                                    

21.

Diecinueve semanas de embarazo...

Apoyo los pies en su regazo y sus manos comienzan a masajear el izquierdo, haciendo que cierre los ojos por el alivio.

—Lo tienes muy hinchados, aserita —señala Freddie con asombro y abro los ojos antes de asentir.

—Esto es un efecto secundario del embarazo: te hinchas por todos lados —bromeo, señalando mi estómago, y nos reímos.

—Tranquila, mis manos son milagrosas, intentaré aliviarte un poco.

—¿Cuándo vuelves a San Diego?

—El domingo tengo que regresar para la reunión que tenemos el lunes —responde y me dedica una mirada curiosa—. Félix se irá de gira de Navidad con tu madre a mediados de mes. ¿Qué harás en estas fiestas?

Me encojo de hombros y apoyo la cabeza en el respaldo del sofá. He estado viajando de la cama al sofá durante estas dos semanas porque me siento muy aislada en la habitación. Al menos aquí tengo más donde curiosear con Lupe dando vueltas de aquí para allá.

—No sé qué haremos, pero Arthur dijo que quería mirar árboles.

—¿Ya están mejor?

—Bueno... —susurro y me rasco la mejilla—. Lo estamos intentado. No es como siempre, pero al menos nos hablamos.

—¿Sigue durmiendo en otra habitación?

—Sí —admito y desvío la mirada a una esquina del salón—. No quiere molestarme y en este estado es imposible no coger toda la cama para mí.

—Está siendo verdaderamente paciente, aserita —apunta con cautela y sonrío, asintiendo.

—Lo ha sido siempre. Sabe que no lo ha hecho bien, ni yo tampoco, y me está dando tiempo hasta que dé a luz —concuerdo y acaricio mi barriga, volviendo a mirarlo—. Ya lo arreglaremos cuando este bichito esté en el mundo.

—¿No sabes el sexo todavía?

—Sí, me lo dijeron en esta última ecografía —revelo y él alza una ceja, abriendo la boca para protestar, pero termino la frase rápidamente—, pero es secreto

—¿No se lo vas a decir ni a tu mejor amigo?

—No se lo he dicho ni a mi marido, te lo voy a decir a ti —profiero y me río.

Una patada repentina me hace inhalar profundamente y me froto el lugar donde se ha producido, moviéndome un poco con incomodidad.

—¿Te duele cuando se mueve? —pregunta el cubano cuando me ve recuperada y sonrío levemente.

—A veces es bastante brusco —contesto y me encojo de hombros otra vez—. Pero no es un dolor fuerte, es algo más como un retortijón por aquí debajo.

—Aun así, cada día te ves más hermosa —clama y sonrío sonrojada—. Pensé que era un mito, pero el embarazo te hace parecer radiante.

—Vaya, voy a tener que pedirle a Félix que te deje quedarte aquí para que sigas piropeándome de esa manera. Me sube el ego.

Nos reímos y comienza con el otro pie.

Se va después de almorzar conmigo y Lupe y la mujer se marcha a hacer la compra tiempo después, pidiéndome que me cuide en lo que está fuera.

Pongo la serie y me concentro en el capítulo mientras me pongo un poco de aceite en el vientre y Malote se duerme en el suelo al lado del sofá.

Dejo de mirar la televisión cuando se comienza a mover con más energía y me río cuando golpea la palma de mi mano al ponerla en ese sitio en concreto.

Enamorada de ti (NTEDM 3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora