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Sebastián

Julián y el padre de Anne salieron por el pasillo largo hacia la salida trasera del hospital, sentía como me picaban los parpados del sueño acumulado sobre ellos, son las 14:21 Y Anne no ha despertado aún, y yo pues, me limito a sentarme en la silla, dirigiendo mi mirada hacia cualquier otro lado menos el campo visual de la mujer que tengo al lado.

Siendo madre de Anne debería merecer un poco más de respeto pero en estos momentos, no puedo ni siquiera dirigirle la mirada sin cargar en ella un poco de desprecio.

No paraba de teclear con su celular, su hijo en una u otra ocasión le mostraba videos graciosos, lo que los hacia reír a ambos. Como si estuvieran en una burbuja aparte de todo el hospital, de todo lo que en éste ocurre. Me hacían odiarlos aún más, en un momento como este, si bien no fue una tragedia creo que lo mínimo que se podrían dignar a hacer es replantearse sus maneras de llevar el día a día, pensar en los cambios que pueden llegar a implicarse.

Por un momento me asalto un repentino temor, de solo imaginarme terminando de esa manera, un adulto, inútil, superficial, odiado por sus propios hijos o hijas y quizás aún por mi propia pareja, una vida con careta, una máscara cargada de por vida en el rostro para que nadie logre ver el desastre que llevo dentro. Pensando así, me prometí a mí mismo nunca serlo, no puedo ser uno más en una generación de mediocres.

La delgada y alta figura de mi padre apareció desde el pasillo, traía una bandeja de plástico en la mano.

- Te traje un poco de ensalada- dijo sin saludar a mis compañeros de espera. Solo basto una sutil mirada para que comprendiera la incomodidad de todo aquello.

- Gracias- me limite a decir sinceramente.

Parecía que mi padre no era un mal tipo después de todo.

- Quieres que me quede aquí y vas a dormir un poco al auto?- pregunto mientras se sentaba a mi lado.

- No, solo necesito saber que despertó bien y me iré a dormir

- Bien -

- Te quedaras?- pregunte extrañado

- Si

- Pero, y tu trabajo?-

- Avise que tuve un problema familiar, me tomaré el día-

- Pero...

- Hijo, tus problemas son los míos, no te dejaré solo en una situación como esta- dijo en un susurro dándome a entender que solo esa mirada rápida a la madre de Anne logró hacer un rápido diagnóstico de su horrible persona.

- De todas maneras no creo que te dejen entrar- dijo la rubia con un tono amable, aunque ambos sabíamos que solo lo hacía por la presencia de mi padre entre nosotros.

En ese momento irrumpió ante nosotros la presencia de un enfermero.

- Despertó...- dijo con satisfacción.

Su madre se dispuso a levantarse de su asiento pero el hombre levanto su mano, dándole lugar para que se detenga y escuche lo que tenía para decir en primer lugar.

- Dado el contexto de toda esta situación, era necesario preguntarle a ella a quien quería ver.-

- Está bien- dijo la madre con una falsa sonrisa y se dispuso a caminar nuevamente pero el muchacho no se movió de su lugar, la expresión de su rostro paso a vergüenza y sus mejillas ardían rosáceas a causa del bochorno.

- Solo accedió a estar en compañía de él- finalizó señalándome a mí.

Tres pares de ojos me miraban expectantes de alguna palabra, sin embargo, solo atine a seguirlo por el pasillo hasta la habitación, al llegar a la puerta mi corazón latía tan fuerte que me quitaba el aliento.

Todo era moderno y de colores claros, allí estaba Anne mirando a la ventana, perdida en sus pensamientos, con el alma en pena y el pelo despeinado, pálida como el color de sus sabanas, sin embargo al verme esbozo una media sonrisa triste.

Logramos volver a estar de acuerdo en algunas cosas, los minutos con ella me devolvían la tranquilidad que me faltaba, solo en sus ojos encontraba el rayo de esperanza, no todo estaba perdido, no era una suicida, solo una chica con un tantas cosas en la cabeza al igual que yo, solo que no sabía qué hacer con todo eso que llevaba dentro.

En otra época de mi vida necesitaría reírme de lo que acabo de decir, no soy precisamente una persona optimista, me burle cada vez que pude de cualquier amigo o cercano que intentaba serlo, creía que el optimismo estaba creado para débiles, que necesitaban creer en ello solo para lograr continuar, solo porque ver la realidad y avanzar aun con todo eso era un verdadero acto de valor.

Y aquí estoy, mirando a los ojos a la chica que me robo el corazón, creyendo que todo mejorará, porque así necesito creerlo ahora, necesito que ella este bien, para que ambos lo estemos y me quedare todo el tiempo que sea necesario para ayudarla a mirarse al espejo y ver que su reflejo es algo hermoso.

El tiempo fue corto pero su psicólogo insistió, el médico de guardia dijo que las visitas estaban finalizadas pero de todas maneras alguien debía quedarse con ella, Julián insistía en quedarse pero su padre se negaba.

- Ya hiciste suficiente Julián, lleva a tu madre y tu hermano a casa, me quedaré yo-

- Yo vendré mañana- acoto su madre cruzándose de brazos

- No quiere verte Vivian! Te lo escribo en un papel a ver si lo entiendes!- el hombre que era manso y evitaba cualquier tipo de discusión para complacer a su mujer, estaba comenzando a explotar de irá. Creo que es bueno, evitaría muchas falsedades, aunque los ojos llorosos de esa madre llegaban a hacer que la culpa se apodere de mí.

- Si le parece, yo vendré cuando salga de la escuela- le dije intentando aflojar un poco la tensión del ambiente pero lo único le logre es que su madre se marche a paso apresurado por el pasillo.

Si hubiera una posibilidad de faltar a mis clases lo haría pero eso haría surgir una pequeña discusión innecesaria en estos momentos.

- Bien, gracias muchacho- dijo finalmente en un suspiro mientras se rascaba el puente de la nariz.

A todo esto mi padre seguía a mi lado pero distante de toda la situación, solo hubo dos ocasiones donde el celular sonó e ignoro totalmente el mensaje, no sabía cómo reaccionar a eso. Todo esto es un territorio completamente extraño para mí.

El recorrido a casa fue largo, es extraño pero creo que en muy poco tiempo estoy comenzando a sentirme cómodo con este sujeto, somos similarmente callados y simplemente coexistimos, quizás por eso mi madre no soportaba tenerme cerca mucho tiempo.

- Es dulce lo que haces- dijo mientras nos bajábamos del auto en el estacionamiento.

- Si, no lo sé... solo no puedo evitarlo- me sincere.

- Solo, piensa en tu futuro

- Eso hago

- Eres joven hijo, ya vendrán otro amores-

- Lo sé pero no quiero pensar en eso ahora -

- Ella es tu amor ahora

- No lo sé- dije, creo que la palabra amor aun nos queda un poco grande sin embargo los hechos comienzan a hablar más que las palabras que torpemente decimos.


Hola!capitulo corto despues de tanto tiempo, me cuesta un poco mas escribir esta historia ya que tengo la necesidad de darle la seriedad y respeto a los temas que se van dando, espero que les guste!

Corazón JovenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora