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El olor a hospital es horrible e indescriptible, no es un aroma en específico pero podría apostar que está en cada hospital, no es cloro, no es desinfectante, no es aromatizante de ambiente, solo es el olor a medicamentos, sueros y alcohol.

No había reloj en la pared por lo que Ana miraba continuamente su celular esperando noticias de sus padres, estaban solos con Julián en la sala de espera, al parecer su hermano se había fracturado algunas costillas y  el brazo izquierdo, hace aproximadamente una hora que estaba en el quirófano y aún sus padres seguían en camino, probablemente discutiendo y echándose la culpa el uno al otro durante todo el trayecto, perdiendo más tiempo.

Se miraban entre hermanos sin entender muy bien lo que pasaba, ambos con miedo, miedo a lo incierto, a la guerra que se avecinaba entre sus progenitores, guerra de la cual saldrían heridos, como en toda batalla.

La puerta del pasillo se abrió y entro su madre, por primera vez llevaba una simple cola en el pelo, un equipo deportivo y unas tenis de color negro, luego le siguió su padre evidentemente enojado, él se veía como siempre, incluso llevaba puesta una camisa a cuadros color marrón y blanco, algo extraño porque eran las 6 am aún.

- ¿Qué paso?- dijo su padre sin más preámbulos

- Es que... no estábamos con él- contesto Julián

- Como es eso?-

- Si pues, le habíamos dicho a mamá que iríamos a una fiesta con Ana –

- Lo dejaron a su hermano menor solo?-

- Si lo hubiéramos llevado con nosotros, te enfadarías porque era menor para ir a fiestas, y tu hijo favorito de buenas notas no puede ir a fiestas- la furia de Julián era evidente, y era el lugar menos adecuado para que se genere ese tipo de situación.

- Pueden parar- Ana se metió en medio de ellos.

Mientras tanto su madre estaba a un lado con el celular en la mano.

- ¿Acaso no vas a decir nada? Tú eras la que sabía que no estaríamos en casa- protesto Julián nuevamente 

- Lo olvide- dijo sin más guardando su celular en la cartera

- Lo olvidaste? Solo eso vas a decir ¿lo olvidaste?- su padre estaba levantando la voz, realmente era una situación vergonzosa 

- ¿Dónde estabas tú entonces?- dijo con calma su madre mientras enarcaba su perfilada ceja 

En ese momento entro el doctor por la puerta. Cual escena de película, la familia se acerco a éste de golpe, por suerte la operación había salido bien, solo deberían esperar unos días para que vuelva a la casa.

Vivian se quedaría con él durante el día y Jacobo iría después de cenar a relevarla, iban a ser unos días fuera de lo normal.
El camino de vuelta fue silencioso, ya él sol estaba en su punto más alto, unas nubes grises amenazaban con romper en lluvia durante la tarde, un sábado perfecto pensaba Anne y sin querer comenzó a repasar los sucesos de la noche anterior, Sebastián había sido increíblemente amable, su simpatía la hizo pensar seriamente que quizás, solo quizás ir a una fiesta igual el siguiente viernes no estaría tan mal.

Julián le golpeo el hombro para sacarla de sus pensamientos y sorprenderla sonriendo para sí, los hermanos se miraron con complicidad y desviaron la vista al barrio que donde crecieron juntos.

Al llegar, Anne se dio un baño caliente, para bajar un poco el estrés que llevaba dentro, esta situacion familiar los habia dejado a todos tensos, puso un poco de Radiohead y se sumergió en sí misma, era ese tipo de soledad la que la hacía respirar con un poco más de tranquilidad.

Corazón JovenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora