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Sebastián

Le pedí a mi padre que me traiga, por suerte no tuve que darle demasiadas explicaciones, me dijo que esperaría en el auto lo que sea necesario después de que yo le insistiera que en que me dejara solo, que volvería al departamento, en este momento no me podía quedar a discutir con él, aunque agradecía su actitud respetuosa.

Entre nuevamente a mi casa, aunque ya no estaba seguro si debía llamarla de ese modo, estaba mi madre sentada a un lado de la mesa, mientras su cigarrillo se consumía al aire, tenía el pelo revuelto, los ojos hinchados, le maquillaje corrido. Su imagen realmente daba lastima pero no para mí, estaba furioso, más que nunca en la vida, tenía la sensación de que si no hablaba o gritaba el nudo que llevaba en al garganta me consumiría por completo.

- Que paso?- mi voz rebotaba en las esquinas de esa descuidada casa, mi madre no me dirigía la mirada.

- Te notifique de lo que paso pero en ningún momento te pedí que vengas a mi casa-

- me estas jodiendo verdad?-

- se llevaron a mi bebe, no quiero ver a nadie-

- como mierda dejaste que pasara?-

- no me hables así!

- Como no hablarte así! Estas completamente loca y enferma!

- Tu tienes la culpa!

- En serio vas a culparme? Ni siquiera eh estado viviendo aquí

- Si tu querido padre no hubiera aparecido, no tendrían nada que decirme y no se lo hubieran llevado-

- No tiene nada que ver con eso y lo sabes- no era mi intención defenderlo pero era simplemente que no venía al caso hablar de él ahora

La amarilla luz de la cocina bajaba y subía la tensión, mi madre seguía mirando al suelo, jamás nos habíamos gritado, jamás yo le había gritado pero esto ya era el colmo de la estupidez

- Que paso?

- ¿Por qué te interesa tanto?

- Es mi hermano maldita sea! Y es un niño que ahora está con extraños por tu culpa!

- Los malditos vecinos fueron, lo escucharon llorar y llamaron a la policía

- Cuanto tiempo lloro?

- No lo se

- Cuantos malditos minutos estuvo llorando?

- No lo se!

- Tan drogada estabas? Me estás hablando en serio?- mi voz seguía serena pero porque realmente me sentía indignado, frustrado y si, un poco culpable

- Los dos dormíamos! Los dos nos acostamos a dormir! Pero... se ve que se despertó antes que yo.

- Le habías dado de comer?- pregunte para tratar de reconstruir la terrible escena del niño llorando solo, deambulando por la casa, con el estómago vacío y su madre drogada en la cama

- No recuerdo ¡y no necesito este cuestionario de mierda! ¡vete con tu lindo padre!

- Te mereces todo esto ¿sabes?

- Fuera!- las lágrimas caían por sus mejillas, aunque su mirada era eufórica.

- El día que estés sobria contáctame, mientras tanto olvídate de mi

- Estas muerto para mí, vete-

Tenía el corazón estrujado dentro de mi pecho, la cara me quemaba de la furia que tenía, antes de salir le di un puñetazo a la madera de la alacena, la madera se rompió y me astillo los nudillos, me marche de la maldita casa sin saber qué hacer, había perdido a mi hermanito y en parte también había perdido a mi madre.

Corazón JovenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora