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Anne

El mundo es una mierda, un círculo enorme lleno de gente estúpida, que hace cosas estúpidas sin pensar en el impacto, egoístas por naturaleza.

El "gran Freud" decía la profesora Bertalot sin que nadie preste el más mínimo interés, yo escuchaba aunque me limitaba a garabatear el margen de mis hojas con palabras sin sentido real. Pero la mujer adulta y refinada continuó:

"definió al Ello como una reserva de energía psíquica inconsciente que lucha todo el tiempo para satisfacer impulsos básicos de agresividad, supervivencia y reproducción. Es decir que el Ello opera según el principio del placer: si no se ve restringido por la realidad, busca gratificación inmediata. Por ejemplo, un bebé recién nacido (gobernado por el ello) que llora para que se satisfagan sus necesidades rápidamente sin importarle lo que pasa en el ambiente."

<< Hay adultos que solo ven sus propias necesidades y deseos querido Freud, como mi madre>> pensé

"Cuando el Yo se va desarrollando, el pequeño niño aprende a enfrentarse con el mundo real. El Yo se maneja sobre el principio de realidad: busca la satisfacción del Ello pero de un modo más realista, lo que le dará placer a más largo plazo y le evitara el dolor y la destrucción. El Yo contiene pensamientos, recuerdos y juicios parcialmente conscientes."

<< Quién planea realmente sentir dolor y destrucción?>>

"En su teoría, Freud postuló que alrededor de los 4 o 5 años, el Yo reconoce las demandas del Superyó que está empezando a formarse y que le hace considerar lo real pero también lo ideal (es decir, cómo debe ser nuestra conducta). Esta instancia de la personalidad busca la perfección, produciendo sentimientos de orgullo (positivos) o de culpa (negativos).

Si las demandas del Superyó se oponen a las del Ello, es el Yo el encargado de lidiar entre ambos."

Querido Freud espero que no te retuerzas en tu tumba pero tu teoría que demando años de tu trabajo no cuadra conmigo, no logro entenderla, ni tampoco en mi familia. Somos todos unos estúpidos, que seguimos pensando en nuestros propios placeres sin siquiera pensar en el impacto que tendrán nuestras decisiones sobre la vida de los que nos rodean, y en realidad se las hacemos más miserables de lo que son.

Salí caminando despacio por el pasillo como si el peso del universo se encontrara en mis aun delgados hombros que no paraban de ensancharse, sobre todo si los miras a mis espaldas.

Comencé a quitarle algunas camisetas a mi hermano y usarlas para ocultar mi vergüenza, hasta que mi padre me llevara a comprar ropa, algo que ocurriría quizá el siguiente mes, no porque no se pueda, sino que para hacerlo debe estar con poco trabajo y eso rara vez ocurre. En fin.

Su figura apareció por el pasillo alegrándome la mañana triste, su sonrisa se había convertido en una droga para mí, una adictiva e imposible de olvidar, pero que siempre traía culpa y desesperación cuando se iban los efectos de sus caricias ardientes.

- Como estas?- dijo manteniendo la distancia entre nosotros.

- Después de esta clase, exhausta- suspire

- Por suerte tu día termino-

- No puedo creer que en dos semanas comenzamos a grabar, el grupo que creamos, es como un sueño-

- Lo mismo siento, solo limitémonos a disfrutar mientras dure- dijo aunque yo bien sabía que no se refería al tema de conversación.

- Si- dije mirándolo de reojo, su sonrisa se amplió en su rostro pero no me miraba, mantenía su mentón en alto como siempre.

Corazón JovenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora