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- estoy embarazada- pronuncio con una felicidad que hacía hervir por completo mi sangre.
No pude conmigo misma y deje caer mi tenedor sobre el plato a proposito, queria gritar mi descontento, que lo noten, que mi padre haga algo sin embargo sé que ellos estan más pendientes de lo financiero y "el que dirán" que su genuina felicidad.

Deje que una risa ironica se escapara de mis labios, la mujer más insoportable e incansablemente fitnes deseaba que su cuerpo cambiara a su edad para retener a su marido.

- que es tan chistoso?- contesto

- suponiendo que sea verdad ¿dejaras tu linda figura por otro hijo más? Ten cuidado quizás salga como yo- ironice nuevamente

- es verdad- dijo mi padre con su actitud neutral de siempre, como si la conversación fuese de fútbol o materias de la escuela.

- apruebas esto?- pregunte con indignación al hombre que creí me ayudaría a sobrevivir.

-Aprobar que cosa? - acoto con ingenuidad fingida, a lo que no pude responder de otra manera que clavando mis ojos en ella.

Mi hermano Julián hizo una aparición luego de lo que parecieron mil años lejos de mí, solo para darme un puntapié por debajo de la mesa.

- en serio piensas, que voy a aceptar tal bastardo como hermano? -

-suficiente- dijo mi Jacobo intentando mostrar autoridad, algo que ya perdieron sobre mi desde hace mucho tiempo.

- eres una insolente- sus ojos cargados de rechazo nuevamente me miraron pero ya estaba acostumbrada a eso.

No recuerdo mucho más de aquel día que considero el peor de mi vida, gritos, muchos gritos mientras un pitido insoportable se instalaba en mis oídos al tiempo en que mi garganta estaba a punto de reventarse, ese día deje de ser fuerte, o más bien deje de aparentar que lo era, todo se desmorono a un tiempo más apresurado del que podía llegar a procesar. Todo, absolutamente todo cambio ese día.

Recuerdo a mi hermano sosteniéndome detrás de la cintura, recuerdo que dolía la fricción de la ropa contra mi piel maltratada, intentaba llevarme a la fuerza a la casita que ahora era mi hogar aunque no lograba sentir que algún lugar me haga sentir eso.

El aire no entra en mi cuerpo, no como necesito, no recibo el oxigeno suficiente para funcionar, mi pecho sube y baja con más dolor cada vez mientras las voces a mi alrededor pasan a un segundo plano, indescifrables, las lagrimas se acumulan y no logro enfocar la vista, estoy muriendo nuevamente, voy a morir hoy y eso me paraliza, no se si estoy preparada para enfrentarla aunque la haya estado buscando todo este tiempo. Y en medio del pánico abismal todo se oscureció. Otra vez.

Mi querido hermano, ese mismo que me conoce muchas veces mejor que yo misma, quién sabe o sabia apaciguar la turbiedad de las aguas dentro mio, ese mismo que busca en mis ojos algo de vida para que vuelva a él y respire hondo, me parte el alma saber que se marcho al día siguiente, no importaba cuanto lo necesitaba, no se detuvo a pensar en lo mucho que lo necesito y lo necesitaba, simplemente se marcho sin mirar atrás y quizás lo felicito por ello, al menos el si logro escapar de todo esto.

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Corazón JovenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora