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Anne

No era mi intensión llegar tan profundo, pero la ebriedad me jugo una mala pasada, el miedo se apodero de mi mientras la sangre corría y escuchaba los ruidos y gritos desde afuera.

Cuando oí la puerta me levante y salí del baño, mi querido Seba estaba allí, absorto, quería pedirle perdón pero las palabras no salían, quería correr a su brazos pero mi cuerpo no respondía, la imagen de su rostro comenzó a borrarse, desenfocarse poco a poco y de repente todo se apagó.

Escucho voces a lo lejos pero no puedo descifrar sus palabras, como si hablaran otro idioma, cada vez eran más lejanas, siento que la vida se me escurre de las manos y de repente todo se apagó.

Comencé a oír el ruido similar a una jodida alarma, se oía a lo lejos pero estaba comenzando a irritarme, mis parpados estaban pesados, tuve que hacer una fuerza enorme para abrirlos, me dolían un poco, lo intente un par de veces hasta que logre combatir la claridad del día.

Maldición, dije al ver una habitación de hospital, no había nadie más conmigo, mire hacia todos lados, tenía mi brazo derecho con dos vías, una que llevaba a la pequeña bolsita roja de sangre y otra al suero, quería sentarme, pero me sentía más débil que nunca pero necesitaba hacerlo, la espalda me dolía terriblemente. Lo intente y no pude, me siento más inútil que nunca.

Tenía que haber algún botón para llamar a las enfermeras, maldito botón, donde mierda estaba, toque con mi mano libre entre las sabanas hasta que encontré el pequeño cubo, y lo apreté varias veces

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Tenía que haber algún botón para llamar a las enfermeras, maldito botón, donde mierda estaba, toque con mi mano libre entre las sabanas hasta que encontré el pequeño cubo, y lo apreté varias veces. Aunque nadie apareció, quizás pasaron cinco o diez minutos, no lo se, hasta que apareció un enfermero.

Era alto, bastante delgado, llevaba gafas cuadradas y el pelo hacia atrás con mucho gel.

- Me alegra que despierte señorita, mi nombre es Máximo, soy el enfermero de turno, recuerda su nombre?-

- Si Anne Benton, necesito reclinar la camilla, me duele la espalda-

- Solo será posible muy poco ya que no puede mover la pierna- apretó los botones de la camilla a un costado y ésta se movió unos 30 grados únicamente, Máximo, quién ya no me simpatizaba, comenzó a anotar en la tabilla delante de la camilla, supongo que con mi historial- recuerda por qué esta aquí?-

- Por una estupidez- conteste de mal humor mientras él colocaba el termómetro bajo mi brazo y anotaba mi estado-

- Me temo que no podemos considerar auto-lesiones e intento de suicidio como una estupidez-

- Da igual-

- Sus familiares y su novio están afuera, desea verlos-

Sentí una punzada en el pecho al pensar que Sebastián estaba afuera con mi familia, no era mi novio pero me gusta la idea de que piensen que así sea, a pesar de que ni siquiera nos dirijamos la palabra la noche anterior.

Corazón JovenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora