Capítulo Ocho.

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Jiang Cheng comia en silencio mientras Lan Xichen lo hacía mirándolo con una sonrisa burlona

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Jiang Cheng comia en silencio mientras Lan Xichen lo hacía mirándolo con una sonrisa burlona.

—¿Que tanto me miras? —cuestionó molesto

—Nada, nada, solo quería saber de ti, ¿qué edad tienes? —preguntó.

—26 años

—Eres joven, ¿eres el más pequeño de tus hermanos?, yo soy el mayor, tengo 31 años

—Lo soy, YanLi tiene 29, Wei Ying 28, ¿Tienes hermanos? —preguntó

—Lo tengo, solo uno, es menor que yo tiene 29 años —respondió con tranquilidad

—¿Desde cuando eres policía? —Preguntó Jiang Cheng

—¿Perdón?

—Fue fácil deducirlo, tu forma de sostener la arma es de años de entrenamientos, además tus movimientos son coordinados y firmes, o eres un policía bien entrenado, o un militar —Respondio Jiang Cheng para terminar de comer

—Me has observado bien, me siento halagado —Dijo Lan Xichen con una sonrisa

—¡Idiota!

—No te molestes, mis padres y parte de mi familia, viene de personas con uniformes, por lo cual como costumbre me aliste a los 18 años, fui un militar hasta mi retiro hace 2 años, desde ese entonces trabajo junto mi hermano, en la policía

—¿Y cual es la información que quieres sacar de mi?

—¿Cómo?

—¿Por que un policía se acercaría a un mafioso?, no me salgas con que no sabías quién soy, pero no me importa realmente —se levantó

—¿A dónde vas?

—Ya terminé de cenar, ¿que otra cosa puedo hacer? Irme a mi casa

—Deja que te lleve —Se levanto y pago por los dos

—No es necesario, tomaré un taxi

—De verdad, ¿no me dejarás llevarte?

—Nadie sabe dónde vive el Clan Jiang, por lo cual no dejaré que un policía lo sepa —camino hasta la salida, antes despidiéndose de la dueña del lugar

Lan Xichen tomo sus cosas y corrio hasta donde estaba Jiang Cheng

—De acuerdo, de acuerdo, no te llevaré a la puerta de tu casa, déjame al menos llevarte a la tienda donde te recogí

—No

Lo tomo del brazo, haciendo que sus cuerpos se pegaran, al punto de poder ver bien aquellos ojos, Lan Xichen sintio que su corazón latía de manera errática, aquel momento se volvió todo lento, colocó sus manos sobre su cintura y lo a pegó más a él.

—¡Tú!, ¡sueltame! —ordenó molesto Jiang Cheng

—Eres realmente hermoso

Jiang Cheng empujo el cuerpo de Lan Xichen para luego alzar su pierna para golpearlo, pero este colocó su brazo evitando el golpe, tomo su pierna rápidamente, pero Jiang Cheng tomo el impulso de la pierna sostenida para brincar y golpear con la otra pierna, pero de igual manera sus golpes fueron evitados.

EL CASO DEL LOTO MORADO ✔︎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora