Capítulo 8: El picnic de Laurie

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La ruptura del hielo había dado lugar a la primavera y cuando es esta estación lo que toca para Laurie siempre es un picnic y este año sería con las March.

—Tenemos invitados ingleses —informó Laurie.

—¿Y eso qué significa? —preguntó Jo, levantando una ceja—. ¿Hay que comportarse distinto?

—No lo sé, pero a mí me lo ha dejado muy claro mi abuelo —informó Laurie—. Así que a lo mejor sí.

Jo rio.

—Pues lo siento, pero a mi no me dice nadie qué debo hacer —canturreó.

—¡Jo, ven, necesito que me ayudes con eso! —exclamó Meg a lo lejos.

—Voy —respondió Jo—. Te dejo un segundo, Laurie, no te pongas a llamarme desesperado si tardo en volver.

—Sabes que no lo haría —dijo Laurie confuso por el comentario de Jo.

Y entonces ella rio y se alejó.

—Laurie, ¿me ayudas con el picnic? —preguntó Brooke, Laurie se acercó a él.

—Jo está realmente rara conmigo —comentó él—. ¿Crees que siente algo por mí?

Su tutor dejó su trabajo y lo miró fijamente.

—Eh... ¿amistad? —respondió.

—Bueno, aparte.

—¿Aparte de amistad?

Laurie rodó los ojos.

—¿Qué os pasa a todos? —cuestionó.

—A lo mejor al que le pasa algo es a ti —dijo Brooke y Laurie frunció el ceño.

—No sé por qué dices eso...

—Me has preguntado que si creo que le gustas a Jo —recordó Brooke—. Y creo que es por algo.

Laurie bajó la cabeza, avergonzado.

—¿Lo estás desde la fiesta? —preguntó Brooke mientras volvía a trabajar colocando los platos de comida en el mantel de picnic.

—Hablamos de ti, no de mí —protestó Laurie, Brooke apartó la mirada y colocó las cosas con más rapidez.

—No sé de qué estás hablando...

—De Meg —especificó Laurie, las mejillas de Brooke adquirieron un tono rosado.

—Cambiemos de tema, ¿quieres? —preguntó él de mala gana.

—Pero es que contigo solo puedo hablar de chicas o de los estudios, no eres capaz de hablar de otra cosa —refunfuñó Laurie.

—Si habláramos de otras cosas podrías empezar a llamarme John, sabes que lo prefiero —dijo él.

—Ey, mira quienes vienen por ahí —señaló Laurie.

Brooke levantó la mirada con intención de encontrarse a las March, pero se trataba de los otros invitados.

—Me has dado ilusiones falsas —dijo golpeando el brazo a Laurie y levantándose para saludar.

—Sabía que te gustaba Meg —celebró Laurie poniéndose también en pie.

—A todo esto, ¿dónde están? —preguntó Brooke con interés.

—Tenían algo que hacer —explicó Laurie—. Vamos, John.

Él sonrió al escuchar su nombre, en vez de apellido y junto a Laurie aceleró el paso.

Saludaron a los invitados y se acercaron al lago donde ya habían colocado algunas barcas, dejando a los invitados escoger primero.

Mujercitas de Luisa May Alcott (Contemporáneo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora