Capítulo 23: La vuelta

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—¡Amy! —Laurie daba brincos, mientras la buscaba—. ¿Amy?

La chica estaba con la mirada perdida, apoyada en el balcón y de espaldas a la puerta.

—Hola, Laurie, ¿te has enterado? —preguntó Amy. Laurie tragó saliva.

—¿De qué?

Amy se giró, tenía aspecto de cansada, Laurie estaba aterrorizado, esperaba que no tuviera que ver con...

—Beth...

Laurie suspiró.

—Ella... ha... —La voz de Amy se quebró.

—No lo sabía —la interrumpió Laurie, sabía que Amy no quería dar la información y él tampoco quería escucharla.

—Ya. —Amy volvió a girarse a mirar la nada, Laurie se colocó a su lado.

El silencio y la reflexión era el único ambiente de la atmosfera.

Laurie pensó en su abuelo y se culpó tanto por no estar a su lado en ese momento. En ese momento y en ninguno.

Beth era, de las March, con la que menos había hablado, pero había sido lo suficiente para saber que es la más dulce de todas. Laurie suspiró.

—No he llorado. —Laurie frunció el ceño al escuchar eso y la observó, Amy seguía sin mirarlo—. No he llorado, Laurie, no me quiero creer que Beth ya no está, algo de mí me impide llorar y me dice que hay una mínima posibilidad de que vuelva.

Aunque Amy no lo miraba, Laurie podía observar la desesperación y frustración en sus ojos.

—Yo tampoco puedo llorar —la intentó apoyar Laurie, pero en realidad estaba haciendo esfuerzos por no hacerlo.

Amy bufó.

—Pero no era tu hermana —dijo ella, a Laurie le rompió el corazón que usara el "era" en pasado, en vez de presente—. Y encima, estoy aquí a kilómetros de mi familia.

—La verdad, no sé que decirte —confesó Laurie, Amy se separó del balcón y se puso frente a Laurie.

—No tienes que decir nada.

Y dicho eso se fue, dejando solo a Laurie. Él observó pro donde se fue. Amy había sido una gran amiga para él, no podía dejar que ella estuviera así.

Corrió por donde se había marchado con propósito de alcanzarla, cuando la encontró le sujetó del brazo y ella se giró asustada.

—¿Qué quieres, Laurie? —preguntó Amy molesta—. Me has asustado.

—Eso explica porque tiene la mano en alto cerca de mi mejilla —apuntó Laurie, Amy la bajó—. Amy March, tengo que decirte algo importante.

—Y yo supongo que tengo que oírlo —suspiró la chica cruzándose de brazos.

—Nos volvemos a casa.

Los ojos de Amy brillaron de agradecimiento.

—¿De verdad?

Laurie sujetó las manos de Amy y asintió.

—De verdad —prometió.

Amy se soltó en el acto y se alejó, Laurie no entendió su reacción.

—Voy a preparar la maleta —informó.

Laurie asintió, el camino de vuelta estaba por empezar y volvería a ver a Jo.

De forma diferente.

Mujercitas de Luisa May Alcott (Contemporáneo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora