Capítulo 25: La incómoda conversación con Jo

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Los abrazos y besos fueron los principales elementos de la escena. Laurie se mantenía al margen, mientras Amy saludaba a todos e informaba del viaje.

—Y Laurie y yo ahora somos pareja —contó la chica, Laurie sencillamente no estaba listo aún para hacerlo oficial, pero tuvo que sonreír a la señora March cuando le observó.

—¿Jo está en casa? —preguntó Laurie, la sonrisa de Amy cambió repentinamente a un rostro lleno de celos.

—Está arriba —informó la señora March.

Laurie asintió.

—Voy a saludarla.

El chico subió las escaleras energéticamente antes de llegar al pequeño rincón de Jo, ese fantasioso lugar donde Jo guardaba sus historias.

—Hola —saludó el joven.

Jo reaccionó deprisa, cerró el ordenador y gritó:

—¡No está acabado!

Laurie soltó una risa que Jo pareció reconocer.

—¡Laurie! —La chica se levantó y lo miró a los ojos, Laurie realmente la extrañaba—. Te he echado de menos.

—También yo...

Entre los dos hubo unos segundos de silencio, hasta que Jo apretó los puños y soltó:

—Tengo algo que decirte, hablar de un fallo que cometí.

—Yo también cometí un grave error —respondió Laurie, Jo empezaba a temblar—. No debí haberte pedido salir.

Jo frunció el ceño extrañada.

—¿Qué? ¡No! ¡Sí debiste, fui yo quién no debí decirte que no! Yo no sabía que...

—Salgo con Amy —interrumpió Laurie, a Jo se le inundaron los ojos.

—¿Qué?

—Salgo con Amy —repitió Laurie—. Ella sí dijo que sí.

Jo comenzó a temblar, entonces se acercó a Laurie sin entender.

—Laurie, yo solo... —La chica ahogó sus palabras, tragó saliva—. Dime que me mientes.

Los ojos de Jo brillaban por su decepción, pero Laurie ahora prefería a Amy.

—Me sigues gustando —sinceró él, Jo la observó llena de dolor—. Pero ahora sé que tenías razón, tú y yo no podemos estar juntos.

—Laurie, me equivoqué...

—No, yo me equivoqué y ahora prefiero estar con Amy —soltó Laurie, Jo se sentó en la silla por el impacto.

Laurie tenía el corazón totalmente roto al dar esa información y al ver a Jo así, pero ahora quería a Amy y no podía mentir a Jo, igual que ella no podía mentirle a él, cuando fue él quien se declaró.

—¿Todo bien? —Amy apareció por las escaleras y observó la escena.

Jo tenía una mirada de odio sobre ella y Laurie tragó saliva, no quería crear una pelea en la familia.

—Amy —mencionó Jo, se levantó de la silla y corrió a abrazarla, tanto Amy como Laurie se quedaron realmente aturdidos tras ese acto—. Te he echado de menos —añadió después Jo, Amy asintió.

—Yo también.

—Enhorabuena por lo de Laurie —dijo Jo—. Prométeme que cuidarás de él.

—Como tú lo habrías hecho.

Apretaron más el abrazo y luego se separaron. Laurie sonrió, no había resultado ser una catástrofe después de todo.

—Bajemos abajo —propuso Amy.

—Tampoco vas a bajar arriba —bromeó Laurie, ella le regaló una mirada asesina indicando la poca gracia que le había transmitido el chiste.

La pareja bajo a la par, seguida por una dolida Jo. Nadie diría que ella acabaría enamorada de Laurie o lo más extraño aún, siendo pareja de otro hombre diferente.

—Tengo que salir —informó Jo—. Tengo que hablar con editor de algo que he escrito, volveré antes de la fiesta.

Mujercitas de Luisa May Alcott (Contemporáneo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora