Capítulo 26: El "amigo" de Jo

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—Por favor, pasa —insistía la señora March, hablando con alguien que estaba en la puerta, ¿sería Jo?

Laurie estiró el cuello, pero no logró ver nada. Se quedó en silencio y escuchó una voz con un cerrado acento, Laurie no estaba seguro de dónde podía ser.

Finalmente las suplicas de la señora March ganaron y Jo y un hombre a su lado al cuál Laurie no conocía entraron en la sala.

—Os presentó a Fritz —dijo Jo—. Ha estado trabajando conmigo en Nueva York.

Hubo un silencio, nadie quiso añadir nada. El joven miró hacia abajo avergonzado, entonces Laurie decidió intervenir.

—Laurie —se presentó él extendiéndole la mano, él se la aceptó avergonzado.

—Fritz —dijo él, a Laurie le ponía nervioso no saber de donde era su acento—. Bueno como ha dicho Jo...

—¿De dónde eres? —Laurie no podía esconder más su curiosidad.

—Soy alemán —informó él.

Laurie frunció el ceño, él era pareja de Amy, pero prefería que Jo fuera soltera. Siempre.

"Te enamorarás de otro y yo tendré que verlo" había dicho Laurie y eso podía pasar ahora.

—¿Y qué relación tenéis Jo y tú? —preguntó el chico sin darse cuenta de que apretaba la mano que le había dado.

Jo decidió intervenir, soltó a los chicos de las manos y sonrió a ambos, Amy tampoco se veía cómoda.

—Laurie. Fritz y yo solo somos amigos —informó Jo—. Ha venido porque publicó un poema que escribí y me lo ha entregado en persona.

Laurie se cruzó de brazos.

—Y si fueran pareja, tampoco pasaría nada —señaló Amy sujetando a Laurie por los hombros.

—Pero es que no somos pareja —se excusó Jo—. Ya os lo he dicho.

—De los creadores de solo somos amigos —bromeó Meg, las miradas se clavaron en ella—. Ya vale, chicos, Jo ha hablado. Solo amigos. —Pero Meg, no estaba segura y descaradamente hizo un gesto con las manos y articuló sin emitir sonido: "luego me cuentas todo"

"No tengo nada que decirte" respondió Jo de la misma forma, pero haciendo que todos se percataran de su conversación.

—Da lo mismo —dijo Fritz—. Yo solo venía a entregarle el libro a Jo.

—Por favor no te vayas —suplicó el señor March—. Seas amigo de Jo o algo más. —Jo hizo una mueca de desagrado—. Puedes quedarte, si a la protagonista de la fiesta no le importa.

Las miradas fueron hacia Amy, ya que la fiesta era por su llegada, ella asintió torpemente y Jo y Fritz se miraron alegremente.

—Gracias, Amy —dijo Jo, sujetando a Fritz del brazo y llevándole para conocer a su familia.

Después de un tiempo de presentaciones, durante la comida, Fritz observaba el piano. Laurie fruncía el ceño mientras miraba al extraño alemán.

—Es un piano precioso —comentó él, Laurie sintió la tensión de la familia por la mención del piano.

—Beth solía tocarlo —dijo Jo con añoranza, el resto de la familia solo reflexionaba en silencio.

—¡Oh, Beth! —Fritz tragó saliva, preocupado por su error, Laurie no sabía por qué, pero no pudo evitar sonreír al ver la desaprobación con la que toda la sala miraba a Fritz.

Laurie recibió una discreta patada bajo la mesa por su tutor, que señaló a Fritz con la cabeza y le suplicó con una mueca que se compadeciera.

—Lo siento —dijo Fritz apresurándose a comer rápidamente, Jo le regaló una sonrisa tranquilizadora.

Después de la fiesta, los señores March salieron a acompañar a la tía March que también estaba invitada y habían rogado a Fritz que se quedara hasta que ellos pudieran despedirlo, entonces la casa estaba para las tres hermanas y los tres jóvenes que recogían y limpiaban las cosas usadas de la fiesta.

—¿Qué es esto? —Jo sacó una hoja de papeles de un mueble del salón con el ceño fruncido, el resto se acercaron a ella y miraron detrás—. ¡Oh dios mío, Laurie! —se giró bruscamente y se chocó con todos—. Quitaos del medio —ordenó, abriéndose el paso—. Laurie, mira.

Laurie sujetó las hojas de papel y frunció el ceño.

—Antes de saber que mi padre había enfermado te informé de una obra de la que estaba muy orgullosa —recordó Jo—. La tengo.

—¿La íbamos a actuar? —preguntó Amy, acercándose.

—¿Qué personaje soy yo? —añadió Meg.

Jo carraspeó.

—Meg, tú harás de la protagonista femenina; mientras Amy será su hermana; Laurie interpretará el antagonista junto a John y yo seré el protagonista masculino —señaló la escritora, luego miró a Fritz y se encaminó hacia él—. Para ti tengo el trabajo que tenía para mi hermana Beth...

Jo abrió la tapa del piano dejando mostrar las relucientes teclas de este, los ojos de Fritz brillaron, pero acabó por dar unos pasos atrás mientras movía las manos.

—No, Por favor... —suplicó él, Jo sonrió.

—Yo quiero que lo hagas —insistió—. Debes tocar estas partituras cuando el guion lo diga.

Fritz asintió y entonces fue cuando la casa se convirtió en un verdadero escenario, lo que no sabían los chicos es que los señores March habían llegado antes de lo previsto y que grababan el momento, pero aún sin haber sido así, aquel entrañable escenario hubiera permanecido en las vidas de los chicos siempre.

Mujercitas de Luisa May Alcott (Contemporáneo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora