Capítulo 1

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12 años de edad
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2016

Te despertaste temprano por la costumbre del colegio. Abriste, cerraste y frotaste tus ojos varias veces antes de decidirte en levantarte.
Te sentaste en la cama rascando tu cabeza y abriendo mucho la boca para bostezar.
Pasaste tu lengua por tus dientes, encontrando un pequeño pedazo rebelde de la cena de ayer que se atascó entre tu dentadura y no sucumbió ante el cepillo y el hilo dental la noche anterior, ¡puaj!
Te calzaste con tus desgastadas pantuflas rosas y caminaste como muerto viviente fuera de tu habitación, no sin antes abrir las cortinas del pequeño balcón, parando momentáneamente frente al espejo del pasillo.

...

-Me veo de la mierda- murmuraste clavando tu mirada en el reflejo de tus mismos ojos punzantes.
Volteaste la cabeza bruscamente y continuaste tu travesía hacia la cocina en busca de una taza de leche caliente.

Tras lograr tu cometido te sentaste a desayunar en la mesa, totalmente sola, en completo silencio, mientras le deseabas mentalmente un buen día laboral a tu padre, quien había abandonado el edificio hace, al menos, una o dos horas.
Tal vez más.
Pasaste una mano por tus alborotados cabellos mientras mientras la otra llevaba tu taza hacia tus labios.
Un sorbo. Ni siquiera un sorbo le habías dado cuando escupiste el líquido de regreso a la taza.

-Esta vencida...- te paraste de tu lugar y te deshiciste de la caja de leche pasada de fecha. Revisaste el refrigerador en busca de más, encontrandote con una unica feta de jamón y una banana.

Abriste un cajón "vacio" de la encimera y retiraste el piso de este, bajo el cual tu padre escondía algo de dinero. Suficiente para comprar algo mínimo para comer.
Te cambiaste la pijama por unos pantalones deportivos, una camiseta y una sudadera, y las pantuflas por calzado deportivo. Tampoco ibas a arreglarte mucho para ir a comprar porquerías.
Tomaste las llaves y el dinero y saliste del apartamento, notando como por la puerta de al lado salía aquel chico azabache que acechaba tus pesadillas.

-¡Hey, _____-chan! Buenos días. ¿Cómo estás?- Eijiro hizo un ademán con la mano en forma de saludo. ¿Tu respuesta? Apartaste la mirada y te fuiste al elevador. Apretaste el botón una, dos, tres veces, pero el ascensor nunca llegó- Ah, eh, esta fuera de servicio- informó el ojirubi tras ponerse de nuevo a tu lado.

Soltaste un quejido por ese hecho y te desviaste a las escaleras, siendo seguida de cerca por tu vecino.

-Es la tercera vez esta semana- pensaste en voz alta.

-Lo sé, ¿eh? Casi nunca funciona. A veces temo quedarme encerrado ahí- miraste al chico con ojos molestos, intentando decirle solo con tus ojos que no te importaba y que no querias hablar con el, pero el mensaje no fue recibido.
El muchacho de cabello caído trataba de entablar una conversación contigo, así era cada vez que se encontraban por el edificio o por la calle, y tal como una sombra te seguía de cerca sin separarse de ti.
Llevaban 7 pisos bajados, trayecto en el que el chico no dejó de parlotear y decir cosas de mínima relevancia para ti, cuando decidiste que ya habias tenido suficiente dosis Kirishima por un día.

-Eijiro...- pronunciaste.

-¿Si?- su voz sonaba esperanzada, deseando que por fin te hubieras rendido ante su insistencia y dejaras de ser tan cortante con él. Que finalmente puedan amigarse y llevar su relación por el buen camino.

-Cállate- pero tu cortaste su película.

-Ah, claro...- por el resto del camino a Eijiro no se lo escuchó ni respirar. Caminó en total silencio a tu lado hasta llegar a la tienda- Yo... debo ir a comprar bombillas así que...

-El camino a la ferretería es opuesto al de la tienda. Deberias haberte ido al otro lado cuando salimos del edificio- soltaste de repente, cortando su diálogo.

-L-Lo se pero... quería acompañarte.

-Yo no- una vez dicha esa simple frase entraste al mercado dejando a Eijiro completamente perplejo, sorprendido y decepcionado. No veia la hora en que ustedes dos se volvieran amigos. En serio no la veia. No podía ni imaginarla. Para el, ese hecho era terrible.

A paso lento y triste, se dio media vuelta y comenzó a desandar el camino que habia hecho contigo.

No te lo volviste a topar ese dia.

Mi Vecino Pelirrojo [DISCONTINUADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora