Tu valentía entera se desmoronó al escuchar el llamado de su dulce voz, que, según escuchabas, podías distinguir que se encontraba justo en frente de ti.
Aún con los ojos cerrados bajaste bruscamente, casi siendo capaz de quebrarte el cuello, la cabeza hacia el piso, únicamente ahí levantado los párpados para dar paso a tu mirada **** que estaba fija en tus pies.
En frente de los tuyos, apuntando en tu dirección, reconociste su calzado marrón.-_____-chan, te estaba buscando- confesó, haciendote encoger en tu sitio en un gesto casi tímido.
-No es cierto- contradijiste, sosteniendo con más fuerza de la que querías tu falda- Yo soy quien te buscaba. Bueno, Misuki te buscó por mi, pero si era yo quien te buscaba.
Eijiro no entendía lo que decías.
-¿Tu... buscarme a mi?- se señaló incrédulo, incapaz de explicarse a sí mismo la razón de tus acciones y el expresar nervioso de tu actitud.
Se le hacía extremadamente tierno, si, pero esa era una palabra que nunca habría usado para describirte a ti específicamente. Mas bien, siempre había usado adjetivos como "independiente" , "valiente" , "fuerte" , "asombrosa" y "varonil". Esta última siendo más por costumbre suya de llamar de ese modo a todo aquello que admiraba.
-Si...- respiraste profundamente, tomando una gran bocanada de aire para recuperar la compostura- Quiero hablar contigo- soltaste por fin, de un modo seguro, mirándolo directo a sus ojos carmín- En privado.
Kirishima se tensó. Hablar en privado podía significar solo dos cosas: una bella confesión de amor, o un intenso regaño por algo que hizo mal, y viniendo de ti, no se imaginaba ni en sus más hermosos sueños, que se tratara de la primera opción.
Ambos caminaron en total silencio hacia el patio de U.A. Por tu parte, tratabas de ignorar las descaradas miradas de tus dos amigos que de alguna forma aparecían en cada rincón por el que pasaban, mientras que el pelirrojo, ajeno a ese hecho, llevaba a cabo una investigación mental sobre qué error había cometido.No tenías ganas de irte hasta el culo del mundo para hablar, así que, apenas dejaste de ver mucha gente al rededor, paraste y encaraste al chico que venía caminando detrás de ti. Quedaron junto a las máquinas expendedoras, por lo que sacaste de tu pobre bolsillo algunos yenes y compraste una soda. Esta cayó a la parte de abajo y tú metiste la mano para agarrarla. Luego se la lanzaste a Eijiro, quien la atrapó torpemente, pues no se lo veía venir.
Hubo unos cuantos minutos de silencio, en el que cada uno se dedicaba a mirar algo sumamente interesante. En tu caso, era la hormiga que deambulaba feliz alrededor de tus zapatos, y en el caso de Kirishima, era la lata que le lanzaste.
-Lo siento- soltaste de repente, sin previo aviso.
-¿Qué?- el mayor elevó la mirada para observarte, con sus ojos bien abiertos y sus cejas tan alzadas que podrían salirse de su frente.
-Te traté mal todo este tiempo. Te hice sentir como basura sin razón aparente. Borré tu sonrisa. Lo siento, de verdad- realmente no querías alargar mucho la conversa, ya que no eras buena en eso de hablar con la gente a pesar del claro progreso que habías hecho junto a Naoka y Satoru.
-...- tu vecino estaba estático, no sabía que decir- Ah... Eh...
-I, O, U. Genial, ya sabemos las vocales ahora- apartaste la vista, incapaz de sostenerle la mirada y de contener tu insolente lengua. Él río, pues tu comentario se le hacía gracioso.
Esperabas que tu vecino respondiera algo, por más mínimo que fuese. Preferirías que fuera un "Te perdono", acompañado de esa hermosísima sonrisa suya, pero llegado este punto de incomodidad, te conformarías con que te mandara a la mierda con un semblante enfadado que no conocías.
Suspiraste.
-¡Por favor, di algo! ¡Di que me perdonas o que me odias! ¡Me da igual, solo di algo, lo que sea!
Estabas al borde de un colapso, aparentando tan fuerte tus manos que jurabas que ibas a quebrarte los falanges y los metacarpianos por la presión que ejercías entre ellos.
-Ódiame...- tus músculos se relajaron, más por impotencia que por otra cosa. Y, mirando al suelo, decidiste partir.
No diste ni dos pasos cuando sentiste la lata de soda estrellarse contra el piso, y los brazos de Kirishima rodeando cálidamente tu cuerpo desde tu espalda. Su frente pegada a tu hombro y sus manos atadas a tu cintura te hicieron atirantar. Y por su parte, se sentía bien, se sentía explotar de felicidad y su sonrisa lo delataba.
-_____-chan, te perdono- susurró dulcemente. Tu cuerpo dejó de sentirse tan presionado y se dejó estar.
Tu mente no estaba presente en esos instantes. Lo único consciente era tu piel, que captaba agradecida la calidez del tacto del muchacho. Tus manos viajaron hasta las suyas y se posaron sobre ellas, mientras tu cráneo caía lentamente sobre el de él.
Estabas en calma.
Al menos hasta que Kirishima te plantó un repentino beso en la mejilla que te dejo gustosamente descolocada.
-Eso...- murmuraste, posando tu mano sobre la zona que él había tocado con sus suaves labios. Sonreíste inconscientemente, mientras Eijiro volvía a esconder su rostro en tu cuello completamente ruborizado- Eso sí es de hombres...
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Mi Vecino Pelirrojo [DISCONTINUADA]
FanficEsta historia fue reescrita en una nueva historia del mismo nombre que puede ser hallada en mi perfil. Igualmente, si quieres leer esta wea con todo y sus fallos, adelante, pasa, disfruta del cringe ᕕ( ᐛ )ᕗ