Capitulo 29 *las mañas de un niño*

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(Louise)

Me afirme en el lavamanos, y miré mi reflejo, de verdad estaba mareada. Mejor sería volver al departamento.

Volví adonde estaba George. Él se encontraba jugando con la tapa de una cerveza, en cuanto sintió mi presencia me miró enseguida.

George, creo que es mejor que me vaya.

Ven, vamos. Yo te llevó.

Se levanto de su asiento y se acercó a mi.

Yo avance por su lado y seguí caminando.

¡Hey! Espera.

Avance con menor velocidad y él se puso a mi lado.

Lo siento, no quise preguntarte eso, fue sólo curiosidad.

Curiosidad. Perdóname tú, pero con esa pregunta sólo lo tomé que tratabas de descubrir sí era alguna aprovechadores o algo así —dije molesta. Y seguí caminando. A penas me conoce y me dice algo así.

Oye —tomo de mi brazo y se puso adelante mía— Jamás quise decirte eso, no pienso que seas eso. De verdad lo siento.

Estoy apurada, quiero irme —dije y seguí caminando. La verdad es que estaba muy molesta, él me había caído bastante bien y esto bajo todo lo bueno que tenía.

Louise. ¿Cuántas veces tengo que pedirte perdón? —preguntó detrás de mi.

Yo me quedé callada.

Luego me dio la vuelta, y me abrazo, eso me pilló de sorpresa. Fruncí el ceño confusa.

Lo siento, lo siento lo siento y lo siento —dijo aun abrazándome. Me separé de él y le mire directo a los ojos.

Eres un idiota —le dije, él asintió— pero está bien, te perdonó.

¿Amigos?

Amigos —sonreí. Y me volvió a abrazar y yo a él. Después se separó de mí y continuamos caminando.

. . .

Fue divertido, hasta cierto momento.

Opino lo mismo —dijo y río— espero volver a verte nueva amiga —me dio un pequeño abrazo y beso mi mejilla— adiós.

Adiós —le dije y me adentro al edificio. Subí los escalones hasta llegar a mi piso. Busque las llaves en mi chaqueta. Y para mi mala suerte no estaban.

¡Joder!

Toque la puerta y nadie me abría. Volví a tocar y me abrió Rose.

¡Oh! Lo siento, me estaba terminando de duchar.

Me di cuenta —dije refiriéndome a que tenía una toalla en vuelta en su cuerpo.

¿Por que no tenías tú llave?

La olvide de seguro, no estaban en mi bolsa.

¿Y dónde estabas? Debías estar aquí hace más de una hora.

¿Estas controlando mis horarios? —le pregunté y reí.

No, sólo preguntaba.

Salí, por ahí —dije— Buenas noches, me voy a dormir.

Buenas noches —dijo y me fui a mi cuarto.

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