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- Buenos días -dije entrando por la puerta

Eran las 10 y media de la mañana y me había despertado abrazada a Hugo, de la misma manera que nos fuimos a dormir, me puse mis vaqueros de ayer por la noche pero no me quité la camiseta que usé para dormir ya que no tenía más ropa. En la cocina se encontraban todos menos Hugo que seguía durmiendo en su habitación y no le había querido despertar.

- Buenos días -me respondieron todos

- ¿Has dormido bien? -me preguntó la abuela

- Sí, gracias

- Anaju, cariño siéntate en la mesa que te traigo el desayuno -me habló la madre

- No, ya la ayudo, no quiero ser una molestia

- Hija tan solo es hacer una café con leche y unas tostadas, además eres mi invitada, siéntate con los otros en la mesa y ahora te lo traigo -no le quise seguir haciendo la contraria y fui con los chicos

Pasó media hora y seguimos todos en la mesa hablando y comentando lo que se decía en las redes sociales sobre el concierto de ayer, todo eran comentarios positivos y las críticas aplaudían el gran show que montaron ayer por la noche.

- Buenos días familia -apareció un Hugo somnoliento con tan solo unos pantalones de pijama

- Bueno días cariño -él besó a su madre y después a su abuela

- Buenos días Anajú -y me abrazó por la espalda seguido de un beso en la mejilla, todos se quedaron mirando y él al ver que podían pensar cosas que no debían se acercó a Javy que estaba a mi lado

- Buenos días Javy -y le dio un beso, este se quedó con la tostada en la boca- buenos días Flavio -otro beso para él

- Buenos días Hugo -le respondió él

- Buenos días Gèrard -y terminó la ronda de besos con este último que estaba poniendo la mejilla esperando a que le diese un beso

- Creo que me voy a acostumbrar a que Hugo me bese todas las mañanas -haciendo que todos rieran menos él que estaba colorado por la vergüenza

- Venga niño siéntate y desayuna -le ordenó la madre, él cogió la silla y se sentó a mi lado- ¿Anaju, ayer lo hablé con mi hijo y te gustaría esta tarde ir a visitar Córdoba conmigo?

- Y conmigo -se añadió Hugo

- Creo que me gustaría ir sola con tu madre -le respondí al chico que se sentada a mi lado

- Pero -no pudo terminar el rubio ya que su madre le interrumpió

- Has visto niño, pues está decidido esta tarde nos vamos tu y yo juntas, sin nadie más -todos seguimos hablando de nuestras cosas y de los futuros planes y noté como Hugo se acercaba a mi

- Tu y yo ayer no quedamos así -me susurró

- Lo sé, pero ha habido un cambio de planes -le sonreí

- Me vais a volver loco -negó con la cabeza incrédulo

- Pues empieza a acostumbrarte -y nos miramos fijamente

- ¿Has dormido bien? -volvió a ser un niño inocente

- Perfectamente -me mordí el labio sin querer- ¿Tú?

- Con calor -dejó el niño a un lado para volver a ser el chico que tenía loco a todo el mundo

- Esto es lo que pasa cuando duermes pegado a alguien y no le dejas separarse -empecé su juego

- Es que no me quería separar -su voz se volvió ronca y su mirada bajo a mis labios

- Hugo -le miré en modo de advertencia

- Dime -sus ojos me penetraban

- Será mejor que vayamos al hotel a cambiarnos -oí como decía Flavio

- Sí, pienso lo mismo -escapé como pude de ese momento

- Perfecto, así nos podemos arreglar y nos vemos a las dos y media en el restaurante -dijo la madre

- Lo que Hugo yo me voy a llevar tu camiseta puesta que lo otro está sucio

- Déjale una sudadero niño, que va a coger frío la chiquilla -le ordenó la madre

***

Eran las seis de la tarde y Ana y yo paseábamos por las calles de Córdoba, ella me explicaba diferentes anécdotas suyas y de Hugo por donde pasábamos y a la vez nos íbamos conociendo poco a poco, llegamos al puente romano en el que había estado esta madrugada.

- Este es el puente romano, por la noche es precioso, porque no hay nadie y tan solo es iluminado por unas cuantas farolas

- Además hay la vista de la ciudad iluminada -hablé sin darme cuenta de las conseqüéncias

- ¿Cómo lo sabes? -no sabía que responder

- Yo eh -estaba intentado responder sin mentirle hasta que ella se empezó a reír

- Cariño no te preocupes, ya se que ayer Hugo y tu os pasasteis la noche fuera -me puse nerviosa- primero oí como cerrabais la puerta y después oí como entrabas otra vez a las seis y media de la mañana

- Lo siento por molestar -ahora mismo estaba muy avergonzada

- No te preocupes, todo lo contrario estoy agradecida por volver a ver a mi niño ilusionado -me cogió del brazo mientras seguimos andando- él solía salir por la noche a dar una vuelta por la ciudad y venir aquí a pensar, lo que siempre lo hacía solo, le estás haciendo muy bien al niño y no te puedes imaginar lo agradecida que estoy

- Nos hemos hecho muy amigos -ella me miro con una sonrisa pícara como su hijo- es verdad

- Los amigos no duermen abrazados por la noche y tampoco se miran los labios cuando se hablan -mis mejillas se estaban poniendo muy rojas

- Lo siento un montón, es que no quedaba otro sitio donde dormir y no sabíamos que hacer -ella estalló en carcajadas

- Anaju no tengáis miedo a sentir cosas el uno por el otro -me acarició la cara- yo pagaría por poder volver a besar a mi marido

- Pero voy enserio tan solo nos conocemos de hace una semana

- Y vosotros en una semana habéis tendido una conexión que no consiguen muchas parejas en años, si es por mi no os cortéis me gustas para mi hijo y estoy seguro que nos llevaremos muy bien

- Ana me sabe mal pero no todo es tan fácil

- Nunca dije que fuera fácil, tan solo he dicho que lo vuestro es real y que tenéis que luchar -me quedé pensativa- se que no estáis enamorados pero si seguís así me sabe mal decirte que lo terminareis y cuando llegue tendréis que luchar como nunca
Me quedé pensando en las palabras de Ana y tenía miedo de lo que podía pasar, pero tampoco quería no ser fiel a mi misma y eso me iba a traer problemas

Limón y Sal // AnahugDonde viven las historias. Descúbrelo ahora