XXXVII

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- ¿Qué puerta es? -me preguntó mientras entrábamos al piso

- Al fondo a la derecha

Después del concierto nos quedamos jugando en el escenario, Luís cantó y bailó por todos los espacios posibles junto a Hugo mientras yo estaba en la parte del foso chillando como si fuese su fan número uno. Después tan solo nos pusimos a jugar al pilla a pilla por la parte del público, como si fuésemos una familia, como si Hugo y yo fuésemos un matrimonio que juega con su hijo. Y ahora seguíamos pareciéndolo, Amanda se fue al hotel a dormir y Hugo decidió acompañarnos a casa ya que Samantha se había ido con el coche. Ahora Hugo estaba llevando en brazos a Luís a la cama, típica imagen de un padre con su hijo, así es, pero no es su hijo.

- ¿Dónde está el pijama? -me susurró

- En el armario, cajón de abajo -yo por mi parte le quitaba la ropa a un Luís medio dormido que tan solo se dejaba llevar por mis manos

Entre los dos le pusimos el pijama con la luz apagada dificultando la tarea, pero cuatro manos ayudaban más que dos.

- ¿Mamá? -murmuró cuando lo acosté

- Sh cariño -le arropé- duérmete -le acaricié el pelo y le di un beso en la cabeza

Cuando me quité Hugo se agachó al lado de la cama y le susurró un buenas noches para después darle un beso en la frente, me quedé paralizada ante esa acción y es que no era justo ver eso. No era justo ver a Hugo comportarse como si fuese su padre y que no lo fuera, no era justo ni para mi ni para Luís.

- ¿Vamos a la cocina? -susurró

- Vamos

Miré la hora y eran las 02:23 de la madrugada

- Menuda noche -dijo mientras yo le daba un cerveza

- Y tanto -pegué un sorbo a la mía

- Estabas preciosa bajo los focos del palau, parecías libérrima

- Hugo -dije en modo de advertencia

- Es verdad -tan solo iluminaba la cocina una luz débil

- No digas tonterías

- No las digo -no le miré a la cara- si te vieras con mis ojos... Lo entenderías. Verías como lo importante es ver aquello que resulta invisible para los demás.

- Te recuerdo que tienes novia -quise cortar enseguida, sabía que no íbamos por buen camino

- Y tú tienes un hijo -ahí venía la conversación- ¿Cuándo pensabas decírmelo?

- No lo sé, supongo que todo cambió cuando te fuiste

- No volví antes porque tú no me lo pediste -me reprochó

- Igualmente no te ha ido tan mal no volver -parecía un partido de tenis- tienes una novia espectacular

- No, no eres tú

- Hugo -le advertí

- Dime que la deje y la dejo

- Hugo piensa un poco

- Te juro que si me dices que la deje lo hago -se acercó a mi- tú tan solo dímelo -sus manos acunaron mi cara

- No puedo -intenté quitar mi mirada de la suya

- ¿Por qué? -suspiré

- Porque un futuro conmigo no es seguro, tu ya lo tienes todo asegurado con Amanda, los dos sois preciosos, ricos, sois la pareja perfecta, vuestros hijos serán espectaculares -negó

- No sigas por favor -movió mi cara para que le mirase

- Es verdad, Hugo -las lágrimas amenazaban con salir de nuestros ojos- yo tengo un hijo, él ya tiene un padre -negaba con la cabeza- las decisiones de mi vida no las puedo tomar tan solo por mi, porque tengo un niño de cuatro años que depende de cada acción que hago -junto su frente a la mía

- Lo sé -hizo una pausa- sé que Luís no es mi hijo, pero te juro que lo querré como si lo fuera -una lágrima cayó por su mejilla- y te juro que si me eliges los próximos hijos que tengas sí que serán totalmente míos -suspiré

- Hugo -la voz me salía débil

- Anaju -nuestras narices se acariciaron- el amor es fácil, si me quieres apuesta por nosotros, sino me quieres dímelo y no te volveré a molestar, cogeré y me iré por esa puerta, no me volverás a ver. -suspiró- Pero si aún me quieres aunque sea un poco, me quedaré y haré que todas tus dudas desaparezcan

Mi mente ya no pensaba con claridad, su tacto quemaba en mi cara, su boca estaba a escasos centímetros, sus labios eran mi perdición, mejor dicho, él era mi perdición.

- Aléjame -me pidió mientras mis manos hicieron un puño en su camisa- aléjame antes de que te bese

- No te alejes -y me besó

Me besó dulcemente, me besó con paciencia, sin querer que el momento terminase, sin querer que nuestros labios se separasen. Sus manos pasaron a mi cintura para acercarme más a él y mis manos volvieron a su cuello, mi lugar favorito del mundo. Nos separamos para coger aire, dándonos pequeños picos para hacer que el contacto de nuestros labios durara lo máximo posible .

- No quiero volver a joderlo todo, quiero que vayamos poco a poco -nos miramos- pero también está Luís y si empiezas a aparecer en nuestra vida tiene que ser moderadamente, hay un niño de 4 años y no quiero que si pasa nada malo entre nosotros él se vea perjudicado

- No saldrá perjudicado, te lo juro, se que solo han pasado dos días pero te juro que lo cuidaré -me intentó besar

- Será mejor que te vayas al hotel -me separé de él- no haré nada contigo mientras tengas novia

- Mañana volveré y te juro que mi novia ya no será ella -nos fuimos hacia la puerta de la casa

- Hugo poco a poco por favor -no quería que todo se fuese de control

- Íremos poco a poco -se apoyó en el marco de la puerta- ¿Pero un beso de buenas noches?

Me acerqué y le besé en la mejilla, vi su cara de dolor

- No te quejes que ya nos hemos besado antes

- Tus besos nunca serán los suficientes -rodé los ojos

- Venga vete -lo empujé

- No quiero -hizo fuerza con su cuerpo

- Venga -nos reímos

- Adiós -dijo mientras se iba para atrás

- Adiós -y con una sonrisa tonta le cerré la puerta

Me di la vuelta sobre la madera y me senté en el suelo deslizándome por esta.

No sabía si iba a perderlo todo por culpa del amor, pero para ganar hay que tener corazón.

Limón y Sal // AnahugDonde viven las historias. Descúbrelo ahora