XXXIV

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- ¿Al final ya te lo has pensado? -dijo Sam interrumpiendo mis pensamientos

Era domingo y estábamos Mai, Sam y yo comiendo en un restaurante del centro, desde el miércoles por la noche no podía dejar de pensar en esa noche y es que Hugo había pasado de estar desaparecido a verlo hasta en la sopa. 

- No lo sé aún -bebí de mi agua- tengo que hablarlo con Luís

- No pongas como excusa al niño para evitar tu reencuentro con Hugo -y así era ellas aún no sabían nada sobre mi reencuentro con el cantante 

- El reencuentro no será ningún problema -miré para la ventana para no mantener contacto visual con ellas 

- Espera Anaju -habló la navarra- ¿Qué nos estás escondiendo? 

- El miércoles volví a ver a Hugo 

- ¿Qué? -las dos exclamaron ganándonos la atención de todo el local

- ¿Queréis bajar la voz? -dije avergonzada- por dios que todo el mundo nos mira -me intenté esconder detrás de mi mano 

- No no -la rubia estaba indignada- nos estás diciendo que el miércoles lo volviste a ver y han pasado 4 días -marcó con sus dedos- porque te recuerdo que estamos a domingo, y aún no nos has dicho nada

- Pero no fue planeado -intenté excusarme 

- Me da igual -Samantha estaba agitada- han pasado 6 años y es el amor de tu vida 

- Bueno -intenté quitarle importancia 

- Anaju admítelo -dijo Mai- no te engañes, no pasa nada por aceptar tus sentimientos 

- ¿Bueno nos vas a contar cómo pasó todo, o tenemos que esperar 4 días más? -Samantha estaba impaciente 

Me pase media hora contándoles todo, con detalles ante sus exigencias cada vez que contaba una nueva acción. Sus caras eran de sorpresa, de ira y de ternura, yo intentaba contar los hechos como si no tuviesen importancia, no quería recordar lo bien que me sentí a su lado el miércoles por la noche, no me lo podía permitir. 

- ¿Entonces no os besasteis? -preguntó Sam 

- No -miré hacia mi plato- estuvimos a punto, pero hubo algo que a los dos nos sacó del momento -me acordé de nuestros labios rozándose y también me acuerdo como nos separamos los dos enseguida al darnos cuenta de lo que podía desencadenar esa simple acción- supongo que nos dimos cuenta que no podíamos, él tiene novia, y yo tengo un hijo al que cuidar, no puedo estar saltando de tío en tío

- Anaju tal vez tendrías que empezar a abrirte con los tíos -dijo Mai- es decir, hay un montón de tíos a los que les interesas pero tu te niegas a abrir tus sentimientos y así es imposible, me sabe mal decírtelo así -hizo una pausa- pero soy tu amiga y encuentro necesario decírtelo 

- Toda la vida igual -me reí- la gente no deja de decir "es que no te abres..." -estaba explotando y es que no podía aguantar más- "si no te abres es imposible". "Tienes que abrir tu corazón" -imitaba a la gente- pero al igual es que yo tengo las putas llaves en la mano y no me da la gana usarlas. Igual tiene que venir alguien y decirme "Mira, voy a abrir, por mis cojones. Me cargo la jodida cerradura"

Y ahí estaba la bomba, ahí estalló la bomba que hacia tanto tiempo que amenazaba con explotar, mis amigas callaron ante mi confesión, hacia tiempo que no perdía los papeles pero no podía aguantar. 

- Será mejor que me vaya -empecé a recoger mis cosas- tengo que ir a buscar a Luís a casa de su padre

- Anaju no quería -Mai intentó disculparse

- No digas nada Mai -la miré- no pasa nada tan solo necesito tiempo -ninguna y mientras yo me fui 

***

Toqué el timbre esperando a que me abriesen la puerta, durante el camino había aprovechado para calmar mis emociones, había aprovechado para sacar toda mi rabia, ahora mi único objetivo era abrazar a mi hijo, porque es así, cuando eres madre te das cuenta que él único lugar donde puedes respirar tranquilidad es en los brazos de tu hijo. 

- Hola -Andrés apareció detrás de la puerta 

- Hola -nos saludamos con dos besos- ¿Cómo ha ido la semana? -dije mientras entraba por la puerta 

- Pues muy bien -nos dirigimos hacia la sala- ayer vinieron Juan y Toni a jugar a casa

- ¿Y el fútbol como ha ido? 

- Bien esta semana ya pasa más fuerte -apareció mi hijo por la puerta 

- Mami -vino corriendo hacia mi, mientras yo me agachaba 

- ¿Cómo estás mi amor? -nos abrazamos y lo alcé en brazos- Me ha contado papa todo lo que habéis hecho esta semana

- El viernes metí un gol en el entreno -dijo orgulloso

- Ala te vas a volver un futbolista profesional si sigues así -él negó

- Yo quiero ser cantante -sonreí ante su confesión

- Yo también quiero que lo seas -miré a Andrés 

- Bueno aquí está la maleta -me dio una pequeña donde estaban las cuatro cosas esenciales ya que cada uno tenía ropa suya en casa- ¿Este fin de semana haréis algo?

- Pues creo que iremos a una cena -miré a mi hijo 

- ¿A una cena mami? 

- Sí cariño vamos a quedar con todos los tíos -él se ánimo al oírme, le encantaba quedar con mis amigos ya que eso significaba poder cantar con ellos- y también vas a conocer a un viejo amigo 

- ¿Un viejo amigo? 

- Así es 

- ¿Y él querrá cantar conmigo? -me quedé congelada, no me esperaba esa pregunta 

- Seguro que sí 

Limón y Sal // AnahugDonde viven las historias. Descúbrelo ahora