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Suelto el aire que retenía, cansada, tensando mi abdomen por el creciente dolor en el costado derecho que viaja hasta mi cabeza en un zumbido

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Suelto el aire que retenía, cansada, tensando mi abdomen por el creciente dolor en el costado derecho que viaja hasta mi cabeza en un zumbido. Me dejo caer al suelo, rendida. Enseguida el grito -que bien podría ser un chillido- de mi amigo avisa su presencia, escondo la cara en la toalla, suspirando.

—Maldito viejo rabo verde—maldice dejándose caer a mi lado, siento algo frío entre las piernas y suspiro—, esa es para ti—quita la toalla de mis manos y señala una botella de agua—. Me estoy quedando sin culo de tanto correr, ¿ya se me nota?.

—Carter—hago un mohín con los labios, negando mientras abro la botella—, el culo se cayó en la segunda vuelta.

—Mira quién lo dice—contraataca.

Le doy un suave empujón.

—¿Qué harás hoy?—pregunta, destapa su botella y le da un trago.

—Lo mismo de siempre—admito, la verdad es que "lo mismo de siempre" en mi vida se resume en quedarme en casa y ahogarme en líneas rojas—, ¿tienes algún plan?.

Peina sus cabellos castaños hacía atrás, abriendo todavía más los ojos. Si debo confesar algo, es que hasta con los gestos más raros se ve bien.

—Podemos ir a algún club—Carter me mira con una sonrisa, recarga su frente sudada sobre mi hombro.

—Voy, pero quítate que me dejas con tu apestoso olor—frota su cara en todo mi brazo y jadeo molesta—, ¡Asco!.

Su estrepitosa risa atrae más miradas, incluyendo la del entrenador que nos mira de mala gana, haciendo sonar su silbato. Empieza a hacer señas extrañas con los brazos, señalando su silbato y la cancha. Que va, que termine de dar las vueltas él.

—Tendrás que arrastrarme—dramatiza el castaño, estirando sus brazos—, ya no puedo más.

—Así quizás encontramos tu culo plano—me burlo alejándome.

Carter era mi mejor amigo. Bronceado, lo cual era muy raro por los pocos meses de verano que teníamos, alto y guapo, estilo Kevin de Bob esponja, pero con más personalidad.

A medida que las minutos pasan no paso por alto la inquietante sensación de ser observada. Me gustaría comenzar por recalcar el absurdo hecho de una universidad junto al bosque, ¿Qué genio pensó que sería una buena ubicación?. Discretamente miro a los lados, centrándome en las gradas junto a la gran cancha. Las sonrisas de los chicos del equipo de fútbol americano me reciben. Son lindos cuando no están todos sudados y drogados antes de sus partidos. Sin mirar a uno en particular, les guiño un ojo y devuelvo la sonrisa, soltando una suave risa, que ellos decidan a quién va dirigido.

Apenas termino tomo mi mochila, trotando a la duchas. Es un poco incómodo, pero es mejor que oler a corredor obeso en maratón. Saludo a las pocas chicas que se encuentran adentro.

Revenge In RedDonde viven las historias. Descúbrelo ahora