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El tiempo no se detiene por nadie, y si existiera una manera, puedo asegurar que la desperdiciariamos.
Me sujeto con fuerza de arriba del tubo, cruzando mis piernas que me ayudan a soltar las manos antes de volver a sostenerme. Tomo una gran bocanada de aire antes de que mis piernas se despeguen del tubo y solo mis brazos me sostengan, comenzando a girar en el aire. Los brazos me tiemblan un poco y el abdomen me duele por la fuerza.
Todavía recuerdo cómo fue que empecé a practicar. Acababa de cumplir diecisiete años cuando entre al gimnasio, por curiosidad baje al sótano, encontrando a varías chicas mayores practicando. Lo hacían con tanta gracia y dedicación que los siguientes días volví a observarlas. Hasta que un día me arme de valor y les pregunté si podía unirme. Aprendí tanto de ellas, no solo en el pole dance, sino también sobre la vida. Una parte de mi es debido a ellas.
Observo a Elizabeth subir con mucho esfuerzo por el tubo, parecida un koala.
—¡Esto es imposible!—chilla divertida—Estoy casi cien por cierto segura de que eres pariente del hombre araña.
Han pasado tres días y la compañía de Elizabeth es reconfortante, es muy amable, divertida y sobre todo, parlanchina. Su esposo, Tomás ha venido todos los días buscándola, pero cada que eso ocurre ella se resguarda detrás mío, casi llorando para que la ayude. Odio a ese hombre.
Bajo del tubo y mis músculos me lo agradecen.
—Y pronto lo serás tu.
Le indico como debe hacerlo, desde la forma en la que coloca las manos y el suave impulso que debe tener. Se sujeta del tubo con una de sus piernas y una enorme sonrisa se dibuja en sus labios.
—¡Lo logré!—grita feliz. Casi al instante sus comienza a resbalarse lentamente, ocasionando un chirrido entre el tubo y su pierna—Estoy lista para tener mi propio estelar—dice cuando toca el piso—, y si tienes algo de suerte tu limpiarás el tubo.
—¿Yo?—pregunto tocando ofendida mi pecho—Quisieras.
Suelta una risita volviendo a levantarse. Se acerca a la banca donde tiene una pequeña toalla y saca su celular. ¿Será qué puedo usarlo? Pone música y vuelve a ponerlo en su lugar.
Me recuerda un poco a Lotty, su manera de expresarse y el brillo que comienza a tener. La extraño mucho. La veo hacer un pequeño truco y me siento en el piso, mirando por una de las ventanas el día nublado. Noviembre, mi adorado noviembre. El mejor mes del año.
—Hay tantas cosas que quisiera aprender—habla y volteo a verla, sentada junto al tubo, recargando se—, pasaré años valiosos de mi vida atada a Tomás—su voz se tiñe de tristeza—, no sabes cuánto daría por no estarlo o solo tener más tiempo para mí, para descubrir cosas nuevas.
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Revenge In Red
WerewolfSe contaban leyendas de seres que habitaban los bosques de todo el mundo, bestias con un lado salvaje y otro humano. Olvidados por el tiempo solo pocos conocían de su existencia, temiendo de ellos más que a cualquier otra cosa. Decían que destrozaba...