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La idiotez humana no tiene límite, ¿Cómo lo se? Soy prueba viviente de ello, de como cometemos los mismos errores una y otra vez, de los impulsos fallidos.

Pero en este momento, me doy cuenta de que debo aprender de ello. Porque mantengo la calma y no actuó por mero impulso, porque haré las cosas bien, perfectas.

—Elijah necesita que subas, Carlo—habla sin reparar en mi presencia—, algo sobre el papeleo y no sé que otras mierdas.

Carlo se limita a asentir en su dirección antes de girar a verme.

—No tardaré, lo más seguro es que Elijah ya este de camino—dice dándome un leve apretón en el hombro.

—Vete ya Carlo, mi futura cuñada y yo debemos hablar de algunas cosas.

¿Será que recuerdas a la niña que dejaste sin madre?

Trague saliva de lo nerviosa que estaba, esto puede ser un nuevo cambio para mis planes y no lo puedo permitir.

Jasón comienza a caminar por el gimnasio, pasando su mano por cada tubo, sus pisadas son lo único que se escucha, al menos para mí. Se da vuelta en mi dirección, una sonrisa se extiende en sus labios, una sonrisa llena de malicia.

—Así que, Lucy—lo escucho sin moverme—, ya me informaron un poco de tu llegada a este encantador lugar—dice divertido. Con cada uno de los movimientos que hace trata de imponerse, quizás sea un Alfa.

Me pongo de pie encarando lo indirectamente.

—¿Ya sabes por qué?

Me limito a encogerme en hombros sin prestar atención aparente. Lo veo apretar el puente de su perfilada nariz fastidiado. Parece pensar por unos segundos, como si tratara de recordar algo.

—¿Nos hemos visto antes?—pregunta acercándose—Tú cara me es muy familiar.

—Tengo un rostro común—suelto con simpleza.

—¿Rostro común?—rie—No lo creo, quizás seas muchas cosas, menos alguien común.

Me mantengo mirándolo sin mostrar expresión, aunque por dentro todo en mi arda. Es como si reviviera todas las emociones que me albergaron ese día, ver las gotas de sangre caer por sus colmillos y escuchar sus gruñidos.

Esto no va a derrumbarse, podremos con esto y con todo lo que venga.

—Entonces, ¿cómo se conocieron los tórtolos?—pregunta levantando ambas cejas—Elijah nunca nos mencionó que tenía novia.

Contesto con una gran sonrisa burlona: —Porque no lo soy—digo y hago un chasquido con la lengua—, me secuestró.

Jasón no muestra ni una pizca de sorpresa, mantiene esa pequeña sonrisa y mirada juguetona.

—¿Cómo te llamas?

—Luciana.

—Nombre y apellidos, dulzura—meguiña un ojo.

Verás con que dulzura te parto el cráneo.

—Luciana Alanys Forsell—contesto con los dientes apretados.

No es que me desagrade mi nombre, enrelidad me encanta, pero decirlo porque él me lo pide me asquea. Ambos nos quedamos en silencio un buen rato, el parecía absorto en sus pensamientos, y yo no iba a impedir que me diera la dicha de no escucharlo parlotear.

No puedo evitar preguntarme si el me recordará, además de el porque estúpidamente creí que aquellas balas eran de plata y él moriría. Pero lo único que mi mente procesaba con claridad era:

Revenge In RedDonde viven las historias. Descúbrelo ahora