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Salgo de la ducha más relajada, practiqué dos horas y las piernas me duelen un poco

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Salgo de la ducha más relajada, practiqué dos horas y las piernas me duelen un poco. Me pongo crema las piernas, brazos y abdomen. Labial humectante y por último crema en el rostro. Me coloco la ropa interior, un short de seda rosa pálido y una camisa de tirantes que es su par.

Antes de salir no evito verme en el espejo detrás de la puerta. Mi físico y belleza me han ayudado a lograr muchas cosas, abierto puertas que para otras no hubiera sido posible.

¿Y a qué costo?

Salgo del baño con la pura intensión de tirarme a la cama e invernar, pero me quedo estática al ver a cierto hombre tatuado en la cama. Se ve muy concentrado en lo que sea que piense.

—¿En qué piensas?

Voltea a verme y casi de inmediato vuelve a voltearse. Me cruzo de brazos.

—¿Se te ofrece algo?

Veo a Elijah tomar algo de la cama. Me lleva el diablo. Sostiene tres paquetes de galletas Oreo con una sonrisa encantadora, trato de devolverle la sonrisa y me sale más una mueca.

—Te traje esto.

Ahora busca una manera amable de decirle que no te interesa.

Esto podría ser una pequeña tregua.

—Y-yo no—tartamudeo—, no como galletas—suelto por fin.

Su semblante decae al instante y algo en mi se retuerce al verlo.

—Entiendo—asiente—, disculpa que entrara sin tu permiso.

No es algo que no me haya pasado antes, pero nunca me había avergonzado de las dieta que llevo. Apenas note que no lleva su habitual traje, en su lugar lleva un pans gris con camisa blanca. Y se ve tan guapo cómo todos los días.

No pasará nada.

—Elijah.

Se detiene de cerrar la puerta.

—¿Te parece si las comemos con algo de beber?

Su sonrisa vuelve y creo que hice algo bien, deja las galletas en el mueble junto a la cama. Deja un beso en mi frente antes de salir. Porque tienes que ser tan bueno. ¿Cómo puedes ser tan bueno si cargas con tanta maldad?.

Prendo la televisión buscando alguna buena película y abro la cama. Apenas escucho sus pasos de vuelta me acuesto y tomo las galletas. No recuerdo cuándo fue la última vez que comí unas.

Y la noche paso. Entre risas y bromas tontas, la comida no dejo de llegar. Eran las 3 de la madrugada cuando ambos le gritabamos a Chloé de la serie Lucifer por no darse cuenta del pedazo de hombre que se perdía.

—Dan no es lo que ella necesita—explico molesta—¡Solo míralo!—señalo la televisión—No, él no es el correcto.

Elijah toma de su lata de refresco.

Revenge In RedDonde viven las historias. Descúbrelo ahora