22

661 88 54
                                    

Un grato sentimiento abraza mi pecho, tan pacífico y acojedor

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Un grato sentimiento abraza mi pecho, tan pacífico y acojedor. Evito moverme por temor a que el dolor vuelva. Así que solo miro un punto negro al cerrar los ojos, tratando de despejar mi cabeza.

Si me concentro lo suficiente, todavía puedo escuchar sus huesos romperse bajo mis pies y me causa un escalofrío. Abrazo las sábanas.

En este punto, ni siquiera quiero escuchar su voz, pero una parte de mi implora por lo contrario. Abro los ojos un poco, hago un gesto de silencio con la mano y lo entiende. El lado contrario de la cama se hunde y permanezco en silencio.

—Fue un ataque que no esperábamos—explica. Sin la necesidad de voltear a verlo, sé que frunce un poco el entrecejo—, mucho menos que supieran de tu existencia.

—¿No me habías presentado hace unas semanas?—recargo mi mejilla sobre la almohada, teniendo una visita perfecta de su perfil. Hay tantos cabos sueltos en las cosas que dice.

—Solo con personas de alto mando—frunce los labios y creo que es lo más tierno que le he visto hacer. Calla por unos segundos, parece que el también tiene sus dudas—. Eso quiere decir que tenemos un traidor en las filas.

—¿Eso que tan malo es?

—Lo suficiente como para que el rumbo de las cosas cambie—sentencia y evito pasar saliva.

Suelta un sonoro suspiro y se deja caer a mi lado. No tiene esa esencia imponente de todos los días, sus músculos no se ven tensos y las facciones de su cara demuestran lo tranquilo que esta. No hago más preguntas, no quiero exponerme tanto al querer entrometerme en asuntos que "no comprendo". La curiosidad puede ser tu mayor enemigo.

Levanto las manos, esperando encontrar mis nudillos rasgados. Pero en su lugar está mi piel ilesa, solo una leve incomodidad. Por inercia tocó mi abdomen y es lo mismo, solo incomodidad.

—El doctor llegó poco antes de que despertaras—me informa y lo miro sin entender—. Te colocó una inyección que te ayudaría a sanar más rápido.

Pestañeo confundida, nunca había escuchado de algo así.

—No sabía sabía que...

—Hay muchas cosas que no sabes—me corta y voltea a verme. La diversión en sus ojos me revuelve el estomago—. Me encargaré de explicartelas todas.

Me encojo en mi lugar, sabiendo que ese momento nunca llegará. Las gotas de lluvia golpean furiosas la ventana, subo un poco el suéter que llevo y lo pesco con mis dientes. De cierta forma esto evita que se vea mi papada acostada. Trato de no ser evidente al acercarme a su cuerpo, rozando nuestros hombros.

—¿Ahora eres tímida?

—No tengo la culpa de los nervios que me provocas.

Suelta una carcajada y lo acompaño con la mía. Levanta la cobija bajo nosotros, metiéndome debajo sin ningún problema. Me recargo sobre su hombro y paso mi brazo por el suyo, soltando un silencioso suspiro.

Revenge In RedDonde viven las historias. Descúbrelo ahora