Se contaban leyendas de seres que habitaban los bosques de todo el mundo, bestias con un lado salvaje y otro humano. Olvidados por el tiempo solo pocos conocían de su existencia, temiendo de ellos más que a cualquier otra cosa. Decían que destrozaba...
[ El capítulo tiene algunos cambios, algunos datos nuevos y un “Extra” de Lucy al final. Recomiendo volver a leer ]
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Este sería el momento en que el cielo se oscurece y todo va en cámara lenta, la protagonista se interpone entre los dos y pasa algo súper dramático, como en una película.
Pero no, en su lugar, Alonso ríe sin importarle lo que pasa. Elijah se mantiene en su posición y yo me apartó con cuidado. Okey, que se jodan solos y ya veré qué hacer después.
—Puede estar tranquilo Alfa—chasquea la lengua—, nuestra bella Lucy esta perfecta.
Es como si existiera un abismo entre ambos. Sus miradas son duras y distantes.
—Excediste los límites.
Sin esperar respuesta Elijah lanza el primer golpe, dándole de lleno en el abdomen a Alonso. Este último lo toma del brazo mientras recupera el aire, dándole un rodillazo que Elijah cubre. Y yo, yo solo observo desde atrás divertida. Los guardias no tardan en llegar, pero no se entrometen.
Alonso lo golpea desde abajo, dándole en la mandíbula y el tatuado apenas retrocede. Vuelve a hacer el mismo movimiento y ahora no pasa nada. Un flechazo de sonrisa se dibuja en los labios de Elijah y sé que aposté bien. Sin importar sus golpes lo toma del cuello, su otra mano va al pequeño hueco entre las costillas, comenzando a estrujarlo sin piedad.
—¡Solo tienes un aliado pequeña Lucy!—grita Alonso entre su dolor—Solo observa—su voz es débil—, observa como tu sabes hacerlo.
Sus palabras solo provocan más la furia de Elijah, -sí es que se puede todavía más-. El sonido de algo quebrarse silencia el lugar por completo. Ambos hombres se mantienen de pie, volviendo a estar rectos y tensos. Alonso retrocede como si nunca lo hubiera tocado, sin golpes, sangre o muecas. Su cuerpo comienza a evaporarse a media que entra al bosque.
Ni de joda iba a interferir en eso.
Siento como cada parte de mi cuerpo se relaja y vibra a la vez. La pesada mirada de Elijah me intimida por unos segundos. A él en cambio no parece importarle, está salpicado de sangre. Lame sus labios. Me acerco con cautela, disipando todo rastro de temor que pude tener. Limpió con mi pulgar las salpicaduras de sangre en su rostro, dándome cuenta de que no tiene rasguño alguno.
Al menos una buena noticia.
Dejo caer la mirada en su mano, cubierta de sangre y creo que hasta dejé de respirar. Sostiene una costilla junto con una bola carmesí.
—Tenemos que hablar.
Sus palabras me dejan helada. No me muevo, no hablo, solo lo observo. Alejo mi mano como si tocarlo me quemará. Y al contrario de otras veces, no parece molestarle. Solo cuando sus pasos son lejanos puedo expulsar todo el aire que retenía. Paso la mano por mi cabello, girando a ver a los guardias que permanecen ahí.
