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En toda la noche no pude dormir, me encontraba ansiosa. La noticia de que Elijah volvía era la novedad del momento. Prepararían un gran banquete e invitarían a todos los de la manada que quisieran asistir. Cuando lo informaron se hizo una pequeña celebración, sus gritos de felicidad y las caras sonrientes. Fue algo raro.
Me siento junto a Carlo, recibiendo mi desayuno. Hablábamos de trivialidades, esperando a que Elizabeth bajara.
—¿Entonces estan casados?—llevo un trozo de fruta picada a mi boca.
—Desde hace trece años—dice y casi me ahogo con el desayuno—. La conocí cuando tenía 19, nos casamos un año después.
Solo mencionar a su esposa le da brillo a su mirada, completamente enamorado.
—Eso es mucho tiempo—meneo un poco la cabeza—, y eso quiere decir que tienes, ¿treinta y tres años?
Eso no me lo esperaba. A decir verdad no aparenta más de treinta. Tiene un buen físico y ninguna arruga en la cara. Hasta mejor cutis que yo.
—Felicidades, ya sabes contar—palmea mi brazo.
—¿Qué edad tiene Elijah?—curioseo.
—Él ya es un anciano—bufa—, Treinta y seis. Aunque el muy cabrón no los aparenta, parece veinteañero.
No puedo saltar a decirle que esa no es su edad, pero he de admitir que ni la edad que dice aparentan. Aunque ni siquiera sé cuál es su antigüedad. Carlo continúa hablando y solo retengo pequeños detalles de lo que dice.
Una gran calidez me embriaga el pecho de solo pensar en que podría tener algo así con Elijah, algo momentáneo.
—Buenos días florecitas.
Elizabeth entra al comedor dando brinquitos de alegría. Una gran sonrisa adorna su rostro y un leve sonrojo. Deja un sonoro beso en mi mejilla y me quita el tenedor.
—Ya veo que amaneciste de buen humor—asiente, comiendo mi maldita fruta—, pero más te vale dejar esa sandía.
Deja el tenedor de nuevo. Limpiando la comisura de sus labios.
—¿A qué se debe tanta felicidad?—pregunta Carlo.
—Tomás hablo conmigo ayer—baja la mirada—, no intento nada malo, ¡Hasta me habló bonito!—su voz denota su felicidad—Como cuando nos conocimos. Pero ya estoy divagando. Me dijo que me dejaría en paz todo el tiempo que necesite para pensar las cosas y el tomaría terapia para sus arranques de ira.
Sus ojos casi chispean de felicidad, se ve tan emocionada que no quiero arruinarlo. Carlo le dice que eso podría ser su nuevo comienzo, una segunda oportunidad que no deben dejar pasar. Y realmente no se qué pasa por sus cabezas.
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Revenge In Red
WerewolfSe contaban leyendas de seres que habitaban los bosques de todo el mundo, bestias con un lado salvaje y otro humano. Olvidados por el tiempo solo pocos conocían de su existencia, temiendo de ellos más que a cualquier otra cosa. Decían que destrozaba...