Que raro día.

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*Rubius*

Rachel siguió comiendo, y yo me quería pegar un tiro del aburrimiento.

Entonces vino una tía, baja, castaña, ojos grises casi blancos, linda.

-Tío, el maestro de matemáticas te busca.- me dijo, ignorando a Rachel.
-Ah, vale, ya voy.- dije levantándome para irme con la chica. -Tal vez otro día, Rachel.

Caminé con la tía para que me llevara donde el maestro. Claro que sabía porqué quería hablar conmigo: Ya había llamado a mi madre por estar distraído todas las putas clases.

-¿Por qué quiere hablar contigo? ¿Que hiciste?- preguntó la tía. -Ah, soy Astrid.
-Soy Ruben...o Rubius. Y creo que me busca por estar distraído en clases siempre.
-¿Y eso que? Nadie presta nunca atención a la clase.
-Sí, pero yo no presto atención porque no puedo, no puedo concentrarme.
-Oh, supongo que es algún problema, entonces.- dijo y llegamos a la clase de el maestro, donde estaba mi madre, hablando con él. -¿Puedo quedarme afuera y cuando salgas, me dices que pasó?
-Vale, no hay problema.- dije riendo un poco, entrando a la clase.

El maestro me miraba en plan "HAZ LLEGADO MUY TARDE, MUY MAL, DOBLAS." No sé si os lo habéis imaginado como yo, pero yo me lo imaginé con acento ruso, pronunciando mucho la "R".
Y mi madre solo me miraba en plan preocupada. ¿Se murió alguien o que coño?

-¿Pasó algo?- pregunté rascando mi nuca.
-Hablé con tu madre y, después de hablar con psicólogos, vimos que lo tuyo es déficit de atención.- dijo el maestro.
-¿Ah? ¿Eso qué significa?- dije frunciendo el entrecejo.
-Es un..."Trastorno", por así decirlo.- dijo mi madre abrazándome.
-Mamá, solo es un trastorno, ¿Qué importa?
-Lo siento. Estoy preocupada por ti. Si tienes problemas de concentración en clase, solo dile al maestro, ¿Vale?
-Vale mamá, está todo bien, no te preocupes.
-Tendrás que ir a un psicólogo.- dijo el maestro.
-¿No era un simple trastorno? ¡¿Por qué necesitaría un psicólogo?! ¡No quiero hablar con un viejo amargado de mis problemas, como si tuviera!
-No, será un alumno que tenemos que sabe de psicología, es de tu edad.- dijo el maestro.
-Vale..- dije suspirando. -Mejor que nada.
-Estarás bien, ¿Vale? Tal vez hasta os volváis amigos.- dijo mamá.

Suspiré, rodando los ojos y saliendo de la habitación. Ahí estaba Astrid sentada en el suelo, esperando.

-¿Y?
-Tengo déficit de atención. Voy a tener un psicólogo..Tiene mi edad.
-Vale, eso es algo bueno, ¿No? Por lo menos no tienes que hablar con un viejo.
-Supongo.
-Te veo más tarde, Rubius.- dijo ladeando su cabeza, despidiéndose. -Tengo que acabar con unos tíos, pero me agradaste.- dijo riendo para darse la vuelta e irse.

Decidí ir a coger mi skate, ya habían empezado las clases y con el tema del déficit de atención, mi madre ni de coña me va a dejar hacer clase.

Llegué a donde había dejado el skate, lo tomé y esperé a que mi madre viniera.

-Vamos, vine en el coche.- dijo mi madre abriendo la puerta del coche y entrando.

Ya me la sudaba todo, así que subí al coche con el skate en la mano.

Hoy había sido un día bueno y malo. Conocí a Mangel, no desayuné, encontré a mis amigos, y también a Rachel, conocí a una tía divertida, Astrid, supe que tenía déficit de atención, pude venir en skate, pero me tuve que ir en coche. Supongo que fue una mezcla.

"Yo no creo que estés loco" [Rubelangel] 1• TEMPORADA TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora