"Yo no creo que estés loco" [Rubelangel] 1• TEMPORADA TERMINADA

¡Pikachu, te elijo a ti!

*Rubius*

Después de que mi padre nos registrara, se acercó a nosotros.

-Vale, Cristina, acompáñame a pasar algunas maletas. Vosotros quedaos aquí, ¿Vale?- dijo mi padre, alejándose con Cristina.

Creo que hubiera sido mejor que yo cargue las cosas, pero dudo que haya querido preguntarme a mí, considerando los "pequeños" problemas que tuvimos.

-¿Compramos algo de comer?- pregunté. Mangel asintió y nos fuimos al segundo piso a comprar cualquier cosa, moría de hambre.

*Cristina*

Estaba con mi padre, ya sabéis, ayudándolo a pasar cosas que debían pasarse separadas de las maletas y tal y tal.

Cuando terminamos, vimos que mi hermano y Mangel no estaban.

-Eh, creo que fueron al segundo piso, a comer o a ver videojuegos.- dije señalando la escalera.
-¿Crees que estén ahí?- respondió mi padre.
-Los conozco.- dije subiendo las escaleras. Mi padre me siguió, suponiendo que yo tenía razón.

Cuando subimos, vimos a Mangel y Ruben comiendo dulces, hamburguesas y tal y tal, ¿Como coño Ruben come tanto y no engorda? Lo odio.

Decidí que un poco de diversión no estaría mal.

-¡RUBIUS, MANGEL!- grité, señalando su mesa. Entonces toda una multitud de tías adolescentes fueron corriendo hacia ellos, volviéndose locas.

Me empecé a reír y, luego de un rato de una buena risa, hice que se dispersaran. Claro que con ayuda de la seguridad y mi padre.

-¡Hija de la gran puta!- me dijo Ruben cuando ya estaba libre. Estaban despeinados, con marcas de labial en toda la cara, cabreados pero no en serio, porque luego empezaron a reír tanto como yo.
-¿Qué puedo decir? Era una oportunidad única.- dije riendo. -Las chicas sí que se vuelven locas por los Youtubers.
-Tenemos que irnos ya, vamos a perder el vuelo si no salimos rápido.- dijo mi padre y todos lo seguimos.

*Rubius*

Vale, lo admito, Cristina sabe trollear.

Seguimos a mi supuesto padre hasta donde se tiene que pasar por una maquina para ver que no tengamos armas y estemos planeando volarles la cabeza a todos.

Paso primero Cristina. No tenía nada. Paso mi padre. Tampoco tenía nada. Pasó Mangel. Nada. Luego pasé yo y, aunque no pasó nada, la guarra tía que examinaba, se empezó a reír porque mi cabello parecía un nido de aves y mi cara estaba llena de besos. Mangel estaba así también, pero yo estaba peor.

-Pasemos de una vez.- dije viendo que ahora Mangel y Cristina también se estaban riendo.

Pasamos y...¡Al fin! Nos dieron nuestras maletas y empezamos a subir al avión. No estaba seguro si estaba emocionado, nervioso o con miedo de lo que vaya a sentir al ver a sus hijos, los que NO eran de mamá.

-Me voy a sentar con Mangel.- le dije a mi padre y él asintió. Cambiamos los sitios y Mangel y yo estabamos juntos, mientras Cristina estaba al frente de nosotros. Mi padre estaba en un sitio cerca.

El avión empezó a volar y yo cubrí mis oídos, haciendo una mueca que al parecer le resultó mona a Mangel.

-¿Qué coño haceh? Te veh súper mono, ¿Pero qué haceh?- dijo riendo Mahe.
-Cuando el avión aterriza o despega, por alguna razón siempre me duelen los oídos. Entonces así duele menos.- dije, destapando mis oídos porque ya habíamos despegado.
-Ereh una monada.- dijo Mangel sonriendo, poniéndose de lado. Sí, iba a dormir.

Entonces la típica voz de tía de avión sonó en los parlantes. "Queridos pasajeros, bla bla bla, podéis encender vuestros aparatos electrónicos, bla bla, quedaros en vuestros asientos, bla bla, gracias".

Encendí mi móvil y empecé a grabar otra vez.

-Vale, estoy en el avión. Mangel está durmiendo. Roncando, parece un puto oso.- dije enfocando a Mangel, mientras reía. -Putas everywhere, lo normal.- dije enfocando a una de las tías que dan la comida y esas cosas en los aviones. -UST UST UST, UST...- empecé a cantar frente a Mangel. -¡UST, UUUUUST!- canté gritando un poco y los pasajeros me miraban raro, mientras Cristina reía.

Yo tenía una bola, una pelota pequeña. Entonces, mientras grababa...

-¡Pikachu...Pikachu, te elijo a ti! TIRIIIIIIIIITI.- dije jugando y cantando mientras le tiraba la pelota a Cristina en la cabeza.
-¡Hijo de puta!- gritó Cristina riéndose al igual que yo.
-Soy especial.

Corté la grabación y me quedé jugando como idiota todo el viaje.