Simón Fitzpatrick tenía sueños, su vida puesta en una balanza eran más cosas buenas que malas, era maravillosa, hasta que vio como el sueño que había construido durante toda su vida se destruyó en pocos segundos. Para un deportista decirle que no p...
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El amor es extraño, puede durar muchísimo tiempo para aparecer y minutos para desaparecer, puede cambiar de cara y de corazón, pero nunca cambia la manera en cómo te hace sentir cuando es correcto. Porque te hace sentir más vivo de lo normal.
Son varias las razones por las que las personas le dicen "adiós" al amor, sin pensar que detrás de un corazón roto; por las razones que sean, siempre viene algo mejor para ti.
Indiscutiblemente Milena tuvo un corazón roto, pero ese era su problema. Los corazones rotos siguen rotos siempre y cuando no se tome la autonomía de tomar los pedazos, pegarlos y empezar de nuevo.
La vida de la mayor de los Romanueve cambio de la noche a la mañana, perdió muchísimas cosas, gano otras cuantas. Su vida se hizo trizas, duro mucho tiempo cargando una bolsa imaginaria con sus pedacitos, hasta que decidió que algo bueno podría salir de allí y creo algo diferente; su vida no era la misma de antes, ahora era más difícil; pero mejor.
Podría mentirse y decir que hoy la charla con Tony no fue dolorosa, porque lo fue, de lo poco que estuvo presente en esa platica, sintió como su corazón se le apretujaba una y otra vez, pero ya no sintió las indescriptibles ganas de llorar o resentimiento u odio en su corazón, simplemente sintió tranquilidad. Era lo único que le faltaba para confirmar que sí, había dejado todo ese atrás.
Y luego estaba Simon, él era su primer pensamiento últimamente, ya sentía que iba a volver loco a sus gatos de tantas veces que se los nombro en los últimos cuatro días, se encontraba frente a ella con los ojos brillando tal cual véngala en pastel, soltándole la mejor declaración que le habían hecho en su vida. Sus ojos eran más azules de lo normal, lucia nervioso, estaba sonrojado; estaba precioso.
Cuando termino de decir las palabras frente a la chica dio un suspiro tremendo y luego espero una respuesta de parte de ella, pero lo único que llegaron fueron risas, literalmente. Milena Romanueve pudo haber hecho de todo, pero lo que hizo fue empezar a reir, tanto que sus ojos se llenaron de lágrimas.
—Tu risa está golpeando mi ego de la manera más horrible posible—le respondió Simon con una carita de bebé regañado. Entonces la morena abrió sus brazos aun riendo y el chico camino hasta ella para atraparla en lo que era un abrazo. — ¡Deja de reírte! —Le reclamo Simon—. Fue una manera bastante diferente de declarar amor, lo sé. Pero...
—Cállate—le soltó Milena. Simon se encontraba aun abrazado a ella—. La única razón por la que me estoy riendo es porque pensé que esto no era correspondido.
Sin previo aviso el chico la apretó más a su cuerpo antes de sacarla de la silla de ruedas, está aún se encontraba abrazada a él tal cual koala, Simon la llevo con él hasta el sofá con una sonrisa y la cara de Milena en su cuello.
Cuando llegaron al sofá no terminaron su abrazo, por su parte Milena seguía en brazos de Simon y ahí fue cuando ahora mirándolo fijamente le beso rápidamente, luego empezó a repartir besos por toda la cara del chico mientras se reía y lo hacia reír a él con ello.