Simón Fitzpatrick tenía sueños, su vida puesta en una balanza eran más cosas buenas que malas, era maravillosa, hasta que vio como el sueño que había construido durante toda su vida se destruyó en pocos segundos. Para un deportista decirle que no p...
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Despedir a Anika lo dejo con una sensación agridulce, especialmente con las últimas palabras que la chica le regalo antes de abordar; "Que el miedo no te contenga de hacer todo aquello que quieres, puedes ser el mejor en lo que te propongas y lo sabes bien. Ya no te culpes más por lo que sucedió, te conozco y sé que lo haces, empieza a hacerte cargo de lo que quieres ser, yo estaré apoyándote donde quiera que este y solo estoy a una llamada de distancia, te amo, no lo olvides."
Su mejor amiga era de las mejores chicas que había conocido, sentía que de alguna manera se estaba despidiendo, no para siempre pero si durante un tiempo y eso era lo que tenía al chico con una sensación inexplicable al volver a casa.
Los hermanos Fitzpatrick se encontraban mirando a sus chicas con ternura mientras estas se encontraban dejándose hacer todo tipo de desastres en la cara por Esther que lucía bastante feliz pintándoles la cara.
—Le pediré matrimonio a Pame—las palabras del Timothy hicieron que sus hermanos le miraran repentinamente. Sabía que las chicas no podían escuchar, por lo que decir las palabras era bastante liberador para él a decir verdad—. No ahora mismo, en unos meses es probable, su hermano Bastian vuelve a Estados Unidos y ella le quiere mucho así que quiero que él esté aquí. He visto millones de anillos y aún no he encontrado el que me gusta, pero lo he decidido, se lo pediré este año.
—Ya estaba siendo hora—comento Simón sonriente.
—Si bueno, no es como si no se lo estuviera pidiendo desde que estamos en San Francisco, pero la chica es terca, dice que aún estamos jóvenes y no quiere que me arrepienta luego, sin saber que estoy bastante enamorado de ella—dijo el menor de los Fitzpatrick.
—Pues han pasado dos años y varios meses ya, creo que ella ya lo tiene claro—Las palabras de Mateo fueron reales. Simon pensó en Pame y Timothy, era probable que ella le dijera que no hace varios años, en la universidad quizás, pero ahora ambos eran totalmente diferentes, ella estaba más que lista para dar el sí. — Nuestro hermano menor se nos casa, Sim.
—Pollito apollado va a ser un hombre casado—soltó Simon. Sus hermanos se percataron de la sonrisa del chico y como había llamado a Timothy, no dijeron nada más que sonreír y asentir, especialmente porque no le harían caer en cuenta al chico de lo que había dicho.
— ¿Y tú y Milena? Yo realmente no sé qué es lo que pasa en esta casa ya—expresó Timmy mirando a sus hermanos mayores.
—Dímelo a mí, me entere por Esther que conto acerca de lo mucho que Milena le agradaba porque veía películas con ella, pero que no le gustaba cuando tío pollo la miraba mucho como papá veía a mamá—Los tres rieron por ello. Simon recordó esa noche, tuvieron que cuidar a Esther la semana pasada y se habían visto un musical, las chicas cantaban como loros, era bonito—. Tendrás que decirle tú sobre eso, porque no estoy preparado para tener esa conversación con mi hija.
— ¿Quién lo diría, no? Pasaron años para que esto sucediera y aquí estamos. Mateo cayó bajo los encantos de Sasha después de haberle declarado la guerra cuando jóvenes, Simón por fin pudo conquistar a Milena después de mil años de oraciones de mamá—el chico golpeo a Timothy con un cojín del sofá mientras hablaban—. Y luego estoy yo, enamorado de la chica que arreglo el teléfono de mi hermano cuando lo deje caer en sopa.