La asistente |ShawnMendes|

Capitulo Veintinueve

Shawn siente el movimiento en la cama por décima vez, han pasado horas desde que que apagaron la luz, ella se separa de él para comenzar a dar vueltas en la cama.

Shawn no es tonto, los cambios de humor comenzaron a llamar su atención, de pronto ella estaba de buenas y después ella estaba a la defensiva. Se encierra ella misma. Ella no es la misma que se despierta y corre a bailar, de hecho no quiere bailar.

Shawn no es tonto, pero quiere esperar.

Dianna solloza frustrada Shawn se desliza dándose la vuelta para encontrarla.

—Hey ¿que pasa? —Ella se da cuenta de que esta despierto y trata de callarse.
—Estoy bien, no pasa nada—Shawn la acurruca en su costado, sus largos brazos cubriéndola.
—¿Que pasa Dianna?—Esta vez pregunta firme y ella comienza a llorar, sus sollozos son fuertes, las lágrimas manchan sus mejillas.

Su pecho le duele al escucharla llorar, ella es tan pequeña y dulce que le rompe el corazón. La abraza con fuerza, acaricia su espalda desnuda con su mano, cepilla su cabello hasta que sus ojos se cierran y su respiración se vuelve tranquila, su cuerpo se relaja en su costado.

¿Que es lo que esta pasando? Se pregunta Shawn.

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Cuando despierta a la mañana siguiente ella ya no está, revisa su teléfono y se da cuenta que tiene un mensaje de ella: volveré más tarde.

Se levanta desayuna y se prepara para salir cuando se da cuenta que no está su ranger. Hoy por la noche tienen pensado hacer una pequeña fiesta y tiene que prepararse y comprar unas cosas, toma la llave y sube rápido al Tesla .

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Dianna mira de lejos el condominio, había tenido que caminar hasta el cuando la ranger se apago, llamo al servicio para que la ayudarán y al final se la llevaron y la dejaron varada. Pica al ascensor.

El lugar está lleno de personas, algunas chicas que no conozco la miran como bicho raro fuera de lugar, como si no encajara. Claro que no la asombra porque estoy mojada, sucia y todas ellas son glamour andante.

No hay tantas personas, pero si suficientes para hacer parecer que el lugar está lleno. Sus ojos encuentran a Shawn pero el esta hablando y bebiendo.

Brian toca su hombro y la apunta, el se voltea y sus ojos conectan. Me adentró al mar de personas y camina hasta la habitación. Que para su suerte esta cerrada. Ve al piso, las pisadas mojando el azulejo.

—¿amor que ocurrió?—brazos musculosos hacen voltear.

—Me dejo tirado el auto—la mira desconcertado.
—¿Tu teléfono?—se lo muestra completamente muerto.—Cerre porque no quería que nadie entrara a nuestra habitación —"nuestra" le encanta como suena eso, saca de su bolsillo la llave para abrir, entra quitándose la ropa deportiva, que se atora en su cabeza, Shawn la ayuda.
—¿Donde te quedaste?

Termina de desvestirse para entrar a la ducha abriendola en una temperatura cálida.

—¿Estas molesta conmigo?—le pregunta cuando sale, recargado con su cadera en la barra del tocador. Sus mejillas están rojas y sus labios están húmedos, su cabello esponjado, el es toda una visión.

—No Shawn, no fue tu culpa. Deberías volver a la fiesta. Tus amigos te esperan.
—ven por favor, se que estas cansada pero no los conoces y me gustaría presentarlos.

Enciende la secadora, sus manos se recargan en su cintura abrazándome para darle calor.—Además estoy ebrio—le da una mirada de cachorro.—Mamá confía en que mi novia me cuida.
—NO me estas chantajeando. No me vas a convencer.