Capitulo 12. Parte 2/4

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En cuanto el castaño recibió el mensaje de Niall, salió a toda prisa de su empresa y se dirigió al restaurante donde lo vería.

El día de ayer cuando el rubio le había dicho que tenía una cita, sintió que el mundo se le venía encima.  Él sabía que un día eso pasaría, pero no esperaba que fuera tan pronto.

Esa misma tarde mientras estaba en la sala de su departamento con la compañía de una botella de vino, decidió darle un vistazo a todas las fotos que se había tomado con el rubio desde que lo conoció.

Se sorprendió al darse cuenta que en esos pequeños trozos de papel estaban plasmados todos los maravillosos momentos que había pasado a su lado. Miles de recuerdos llegaron a su mente, a pesar de que ya eran 10 años desde que lo conoció, cada palabra o acción que había vivido a su lado seguía tan fresca en su memoria que parecía que todo había sido ayer.

Y de pronto mientras estaba sentado en su sofá, bajo los efectos del alcohol, se dio cuenta que no podía ni siquiera imaginar su vida sin Niall a  su lado.

Liam era el único que lo conocía de todas las formas posibles, tenía guardado en su memoria cada parte de su cara, por dentro y por fuera, de la cabeza a los pies. Sabía lo que le gustaba y lo que no, conocía sus cambios de humor, podía interpretar sus silencios y sus gritos, sabía cuándo necesitaba un abrazo o una simples palabras de aliento. También sabía cuáles eran sus secretos y sus fetiches

Si hablamos de gustos, Liam también los conocía. Sabía cuál era su banda favorita e incluso conocía la canción que siempre cantaba en voz alta cuando estaba solo y también la que lo podía hacer llorar o gritar de alegría. Conocía sus movimientos de baile favoritos y los deportes que más le gustaba practicar.

En conclusión, aunque sonara egoísta, Liam era el único que lo podía hacer feliz.

De modo, que ahora estaba decidido a confesarle sus sentimientos al rubio en cuanto llegara al restáurate. Él no iba a permitir que un idiota oportunista le robara al amor de su vida.

Cuando la puerta del restaurante se abrió por décima vez y por fin  mostro a esa cabellera rubia que era la causante de todos sus suspiros una enorme sonrisa se plasmó en su rostro. Pero conforme el ojiazul se acercaba a su mesa, la sonrisa y la felicidad que el castaño sentía fueron desapareciendo.

El esperaba que la cita de Niall hubiera sido un rotundo fracaso, para así demostrarle que él era el único que podía hacerlo feliz. Pero por la sonrisa que el rubio tenía, todo indicaba que estaba terriblemente equivocado. La expresión que el chico tenía era una, que Liam hace mucho no veía. Se veía radiante. Entonces todas esas fuerzas que había reunido para confesarle su amor se esfumaron.

Niall se veía muy feliz y Liam no era nadie para quitarle esa felicidad.

-Hola Li.- exclamo el rubio en cuanto llego a la mesa.- ¿Llevas mucho esperándome?

-No, tiene solo unos minutos que llegue.- Liam no quería sonar seco, pero no podía evitarlo. No cuando sabía que alguien que no era él, era el causante de poner esa sonrisa en el rostro del ojiazul

-Oh!- Niall trato de ignorar con una sonrisa el tono tan frio con el que el castaño le había contestado.- ¿Y qué tal la empresa?

-De locos, con el evento de ayer hay que realizar muchos trámites. Me alegro haber salido un rato de ahí. ¿Y a ti que tal te fue?- Liam quería golpearse contra la mesa por haberle hecho esa pregunta

-¡De maravilla!- el castaño esperaba que la expresión de su cara no reflejara la miseria que estaba sintiendo por dentro en ese instante.- Todo fue increíble Li, me muero de ganas de contarte todo lo que paso.- Y ¡wow! Liam no quería saber nada de su cita. Una cosa era aceptar que ya había perdido al ojiazul y otra muy diferente tener que escuchar lo bien que la había pasado con el imbécil que se lo había arrebatado.

Así que antes de que siquiera pensara en lo que diría, las palabras salieron de su boca como vomito.- ¿Sabes algo Niall? No me interesa saber cómo te fue, de hecho no tengo el menor interés en oír nada que quieras decirme ni ahora ni después. ¿Y sabes algo? Mejor dejamos la comida para otro día, hoy no tengo tiempo para escuchar tus estupideces.- Sin ni siquiera voltear a ver al rubio, el castaño se levantó y arrojo unos billetes a la mesa.- Pide lo que quieras, yo invito.- y dicho esto se dirigió a la salida del restaurante. Ignorando la voz del rubio, que le pedía se detuviera.

Niall no entendía nada de lo que acababa de pasar y las palabras de Liam no paraban de rezumbar en su cabeza. “Estupideces” ¿Qué había hecho mal para que Liam le hablara de esa forma? Las lágrimas ya habían comenzado a rodar por sus mejillas. Al menos no había sido tan imbécil como para llegar y haber besado a Liam, considerando que ese era su plan inicial, sino todo hubiera resultado aun peor.

Al parecer Josh se había equivocado y Liam no era su alma gemela, es más, con lo que acababa de pasar dudaba que aun siguieran siendo amigos.

Se levantó de la silla y salió del lugar, para ir directamente a su camioneta. Una vez en su auto, grito con todas sus fuerzas. Como siempre, se había equivocado. Esa tarde no gano, como tenía pensado, de hecho perdió y lo peor es que había perdido lo más hermoso e importante que tenía en su miserable vida. Arranco el auto y se dirigió a su departamento. Solo, como siempre.

(....)

-Soy un imbécil, un idiota, un pendejo, el pendejo más grande de este jodido planeta.- al parecer la miseria no era un sentimiento que solo Niall estuviera sintiendo, ya que en su departamento el castaño se encontraba igual o peor que el rubio.

En cuanto salió del restaurante se dirigió a su auto y ahí lloro hasta que se cansó, derramo lagrimas hasta que sus ojos se sintieron hinchados y su pecho le dolía tanto que pensó le daría un ataque.

Con mucho esfuerzo condujo hasta su departamento y ahí saco 3 botellas de su mini-bar, las cuales se había bebido prácticamente de un sorbo, el líquido quemo su garganta cuando paso, pero ni ese dolor, podía disminuir el que ya sentía. Dicen que la expresión “se me rompió el corazón”, es solo eso, una expresión. Pero en ese momento Liam podía asegurar que era cierta, porque eso era lo único que podía explicar el dolor tan grande que sentía.

Esa tarde había perdido a Niall dos veces, la primera fue cuando su corazón fue robado por un cabron oportunista y la segunda y tal vez la que más le carcomía las entrañas era cuando le había hablado de esa manera  tan cruel.

El rubio no tenía la culpa de que Liam fuera un cobarde y que nunca se hubiera atrevido a confesarle lo que sentía por él. Tuvo la oportunidad de hacerlo durante 10 años, pero el miedo siempre fue más grande que su amor. Liam se sintió demasiado confiado, creyó que nunca nadie se llevaría al rubio de su lado, que este siempre estaría con él y que cuando el miedo que sentía no fuera tan grande se lo confesaría y Niall lo aceptaría gustoso y vivirían felices por siempre.

Que malditamente equivocado estaba, la vida no espera por nadie y se lo acababa de probar. 

Tomo la botella de tequila y tomo el último trago que quedaba en ella, cuando esta quedo vacía dejo caer la botella y luego se limpió la boca con la manga de su chamarra.

Tomo su rostro entre sus manos y volvió a llorar.- Fui un maldito ciego, me sentí tan seguro de tenerte y hoy ya no te tengo. Sin darme cuenta no solo me destruí a mí mismo, te destruí a ti también. Perdóname Niall.- exclamo entre sollozos.- perdóname amor.- volvió a sollozar.- te amo.

(....)

My Sweet Little Heart (en edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora