•Cᴏɴsᴛᴇʟᴀᴄɪᴏɴᴇs Aʟɪɴᴇᴀᴅᴀs•

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¿Qué es lo peor que puede pasar?

¿Cuál es la peor escena?

Lo primero que se me ocurre y que sea con certeza lo que puede pasar: Que Hugo termine por enamorarse de verdad de su mujer y me deje a mí por volver con ella; que mi plan se vuelva en mi contra.

Y lo segundo, un tanto menos probable, pero igualmente pasa por opción: Qué Hugo termine cansándose de la situación y mande a Jill a tomar por saco de una vez; nunca conseguirá el divorcio.

En ese caso nunca nos podremos casar, cosa que no sería muy importante, al fin y al cabo casarse es sólo la fiesta y firmar unos papeles, igualmente podríamos dar la fiesta, con trajes de boda, juntar a nuestras familias, contratar un fotógrafo, que algún miembro de nuestra familia nos haga de sacerdote y que un niño o nuestro perro nos traiga con un cojín en la boca los anillos de boda.

No me hace falta ningún papel para casarme con Hugo, me basta con sus sentimientos.

Tercero: Creo que no hay peor escena que las que he nombrado ya.

En todo caso, hablaré con Hugo y, juntos, buscaremos la solución para todas.

No voy a ponerme siempre en lo peor, también tienen que pasarme cosas buenas, más que nada por Hugo, se merece que le ocurra lo mejor del mundo, a los dos.

Ojalá todo marche bien y dentro de poco tenga el divorcio en mano y podamos ser una pareja normal y corriente, feliz.

Hugo lleva tres semanas viviendo con Jill.

Tres semanas de pura incertidumbre, agobio, confusión, dudas, rabia y tristeza.

Desde entonces que mi medio buen humor, se ha convertido en un humor de perros, y no esos adorables, un humor de perro rabioso, irritable, el cual empeora cada vez que miro mi teléfono nuevo, que es básicamente todo el santo día.

Suele mejorar en horario de clase, cuando veo a Hugo y creo que las cosas van bien, hasta que llega la hora de despedirnos y de irse cada uno a su casa; él con su mujer, y yo con mi madre.

Quedan dos días para que las vacaciones de pascua empiecen, lo que significa, que Hugo tendrá la casa para él solo la mayor parte del tiempo, cuatro horas seguidas que su mujer utilizada para irse de spas, compras, reuniones de amigas y más compras.

Lo bien que nos vendría a Hugo y a mí que le saliera otro hombre por ahí.

Miro la hora en el dichoso teléfono.

Las once y diez de la mañana.

Mi madre trabajando, Hugo preparando la tarea para dejarnos trabajo que hacer en las vacaciones y yo en casa más aburrida que una mona.

Gruño con cara de asco al ver el teléfono.

Negro.

Óvalo.

¡Lo odio!

¡No me gusta nada!

Hugo me lo compró con toda la buena intención del mundo, y se lo agradezco de todo corazón y tal... pero a mí no me gusta nada y no lo soporto más.

Aparte de que no tengo nada mejor que hacer.

Han pasado tres semanas, aún tengo una semana para poder cambiarlo, eso espero, no sea que vaya a plantarme en la tienda con todo el morro y pedir que lo cambien, o que se lo queden, me da igual.

Bueno, sino puedo cambiarlo, me lo quedaré, no voy a ir por ahí sin teléfono.

Subo a mí habitación saltando los escalones de dos en dos, rebusco en el cajón de la mesilla el ticket del móvil que Hugo se empeñó en guardar (por qué me conoce) por sí se me pasaba por la cabeza cambiarlo por otro.

Amando A Hugo © [Profesor vol. 1] |COMPLETA|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora