Tras haberme cambiado de ropa cinco veces, el peinado otras cinco, los zapatos porque sólo tengo mis Adidas blancas, y discutido como unos quince minutos que se me han antojado horas con mi madre, me ha convencido para ir al centro comercial, ahora, en vez de la opción que he propuesto a última hora, justo antes de traspasar la puerta: ir esta tarde a la pequeña tienda de nuestra compañía de móvil, dónde hay teléfonos de gama media, con buena relación calidad-precio y que no está muy lejos de casa.
— ¿Conduces tú o yo? — Me saca del trance en el que me había sumido.
— Tú. — Digo subiéndome a la puerta del copiloto.
Está diciendo muchas tonterías, o, ¿me lo parece a mí?
Creo que las está diciendo de verdad, aunque intente animarme, me pone peor que me haga preguntas como esas. No tengo ganas de nada, ni de mirarme al espejo, suficiente he hecho ya con levantarme de la cama, maquillarme y ahora salir de casa e ir al centro comercial.
«Menudo anillo»
Pensé la primera vez que vi a Hugo.
No me fijé en su aspecto, no me fijé en su altura, ni en su voz, ni en la ropa que llevaba aquel día. El enorme anillo en su mano izquierda llamó toda mí atención.
La primera advertencia, y no leí las señales, no las leí, ni tampoco quise hacerlo.
¿Para qué?
Jamás pensé que un hombre de semejante clase terminaría enamorado de mí.
Bueno, enamorado.
Encaprichado, mejor dicho y por decir las cosas claras, por decir las cosas como son.
Se encaprichó de mí, me utilizó y me olvidó. Tan fácil cómo eso.
Mi madre tenía razón: quién está pasándolo mal soy yo, lo más probable, aunque me cueste muchísimo de creer sabiendo la historia que hay entre ellos, es que él esté haciéndole el amor a su mujer, pidiéndole perdón por haber tenido un desliz, que todo el mundo comete errores y qué jamás volverá a ocurrir, o, por otra parte, puede que esté buscando una nueva víctima amorosa dejando al margen a su mujer. Y a mí.
Para ser sincera conmigo misma, en este momento no quiero saber nada.
Que le aproveche lo que quiera que esté haciendo ahora.
— ¿Qué móvil vas a cogerte?
El fuerte aire acondicionado golpea nuestros cuerpos y me protejo cruzando los brazos en mi pecho y agachando la cabeza para que el frío aire me dé lo menos posible.
— El mismo. — Digo buscando con la mirada la sección de los Sony.
— ¿El mismo? — Hace una mueca.
— Sí, no tenía ni un año, y por desgracia me encariño demasiado rápido con las cosas. — Suelto.
Acabo de tratar a Hugo cómo a una cosa.
Cómo él a echo conmigo.
— ¿Qué Sony era? ¿Azul? — Asiento.
— El Xperia XA2 Ultra.
— Lo tenemos en la web, pero no en físico. — Un joven de pelo rojizo y ojos marrones se acerca a mí. — Aquí tenemos el Xperia Plus, en negro. — Sonríe con una sonrisa encantadora y le devuelvo la sonrisa. — Tiene más opciones que el Ultra, si no quieres esperar.
— No, quiero mí móvil. — Digo firme.
— Te acabo de ofrecer dos. — Balancea las manos enfrente de él. — Tienes que elegir uno. — Arrugo la nariz.
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Amando A Hugo © [Profesor vol. 1] |COMPLETA|
RomanceMuchas de las veces que pensaba en él, deseaba no haberlo conocido jamás. Deseaba no haber pisado nunca aquella universidad. "Ve a la universidad". Decían. Aquel lugar me enseñó la peores y las mejores lecciones de mí vida; me hizo ver lo fuerte que...