De camino a su casa, me es imposible evitar sumergirme en mis pensamientos: Hugo no da tema de conversación, yo ni siquiera lo intento y el nuevo Audi no hace ninguna clase de ruido en el que me pueda centrar hasta llegar a casa; maldigo al coche híbrido unas cuantas veces por no darme algo en lo que centrarme. Repaso mentalmente las sutiles y apenas visibles pistas que Hugo me ha dado acerca del supuesto paso que va a dar en nuestra relación, y sigo tan perdida como al principio; sus pistas podrían estar diciendo tantas cosas y al mismo tiempo nada.
Es algo que me gustará o que me dará una decepción.
¿Por qué?
¿A qué se refiere con eso?
¿Por qué me dará una decepción?
¿Hará él la cena?
Sé que se le da bien cocinar, de modo que el hecho de que haya cocinado no es una opción. Además, la mayoría de los días me da un trozo que lo que trae él para comer a la universidad, y se prepara él mismo la comida.
Le doy vueltas y vueltas pensando qué puede ser el misterio que se trae entre manos, y lo único que consigo es marearme hasta llegar al punto de dolerme la cabeza.
No se me ocurre nada más.
Tal vez algunas cosas sí, pero son fuerzas mayores y no creo que vaya por ahí.
— Hugo, dame una pista más, por favor. — Le suplico. — Esto es un sin vivir. — Exagero.
— Vale. — Encoge sus hombros. — No sólo depende de mí. — Me mira.
Un destello de sonrisa se forma en su rostro y desaparece tan rápido como ha aparecido.
Me habría gustado verme la cara.
Aunque siento mi ceño más fruncido de lo que suelo fruncirlo.
— Yo, sí quiero. — Hace una breve pausa y suspira. — Falta que la otra persona también quiera. — Rechina los dientes, el coche cobra velocidad y sus nudillos se ponen blancos de la fuerza con la que coge el volante.
La cosa cada vez tiene más sentido y largos y tediosos caminos de dudas se esfuman con cada comentario.
— Y... — Me tiembla la voz. Me aclaro la garganta y sigo: — ¿Yo tengo algo que ver? — Pregunto nerviosa.
— ¡Oh, sí! — Uy este, con qué entusiasmo se anda.
— Hugo, me estás poniendo muy nerviosa. — Le confieso.
Me pone de los nervios que le haga tanta gracia tenerme en esta incertidumbre, estoy en la cima de una montaña creada a base de preguntas y respuestas con tantos significados razonables.
No quiero preguntarle directamente eso, no quiero parecer una maleducada o demasiado brusca, ni tampoco quiero parecer desesperada, pero me está sacando de mis casillas.
— Puede que luego estés más. — Sofoca una carcajada que disimula tosiendo, sin embargo, por muy listo que se haya creído, he llegado a captarlo.
Tres manzanas.
Sólo hemos avanzado tres manzanas en silencio.
Tres manzanas que se me han hecho eternas por culpa de las cientos de personas que transitaban en las calles queriendo pasar de un lado a otro, los semáforos se pasaban en rojo cinco minutos, los coches abarrotando la carretera sin poder movernos apenas de nuestro sitio y el ensordecedor silencio que se ha establecido aquí dentro.
Está bien...
He exagerado mucho, pero juro que lo he vivido de esa manera tan agobiante, incluso me ha parecido ver a un dragón negro sobrevolar el coche.
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Amando A Hugo © [Profesor vol. 1] |COMPLETA|
RomanceMuchas de las veces que pensaba en él, deseaba no haberlo conocido jamás. Deseaba no haber pisado nunca aquella universidad. "Ve a la universidad". Decían. Aquel lugar me enseñó la peores y las mejores lecciones de mí vida; me hizo ver lo fuerte que...