Empiezo a temblar a la hora de levantarme, casi sin poder mantenerme quieta en mi sitio, sostiene mis manos y acaricia las palmas mirándome a los ojos aun arrodillado enfrente de mí. Se queda a mí altura y la calma que transmiten sus preciosos ojos verdes frenan los latidos de mí acelerado corazón y dominan los temblores de mí cuerpo.
Hugo se desviste bajo mi tienta mirada y siento cómo la humedad aumenta en mí con tan sólo verlo desnudo.
No puedo creerme que vayamos a hacerlo de verdad, vamos a hacer el amor, Hugo quiere hacerme el amor. Me ha demostrado que me quiere tanto cómo para divorciarse, ese era el gran paso para los dos, y este es un paso a otro nivel mucho más extremo e íntimo, y me encanta.
Me acerco a él paso a paso, despacio, haciendo desaparecer la distancia que nos mantenía separados. Pongo mis manos en su pecho, lo miro a los ojos pidiéndole permiso para poder tocarlo más debajo de la cintura y rezo para que me capte y no tenga que decirlo en voz alta. Asiente una única vez, bajo mis manos despacio por su torso y ahora es él quien empieza a temblar.
Cómo se han vuelto las tornas.
Con una mano agarro su nuca acercándolo a mis labios para besarlo, mientras que con la otra sigo bajando de su torso hasta su erección. Suelta un sonoro suspiro en cuanto mi mano se ha posado en él, coloca su mano encima de la mía y nos envuelve a los dos. Nos miramos a los ojos y su mirada está cargada de deseo.
Sus brazos me envuelven y me acoge entre ellos. Rodeo su cadera con mis piernas sin dejar que nuestras inquietas bocas dejen de besarse, agarra con firmeza mis nalgas abriéndome de piernas, nuestros sexos se rozan y siento que tengo el cuerpo en llamas.
Gimoteo contra su boca, al igual que él y me recuesta en el centro de la cama colocándose entre mis piernas.
Me besa despacio, con la lengua bailando con la mía a un lento compás mientras se frota contra mí empapada piel.
— Joder... — Exclama levantándose y un terrible vacío se apodera de mí.
Dirige la mano a trompicones hasta el cajón de la mesilla a nuestro lado, lo abre y saca un pequeño bote rosado tirando a morado.
— ¿Qué es eso? — Pregunto viendo cómo lo abre y vierte un poco de esa especie de gel en la palma de la mano.
— Lubricante. — Me mira travieso.
No puedo evitar mirar mi entrepierna y trago saliva.
— ¿Te sientes preparada? — Dice apoyándose en la cama con la mano medio cerrada, protegiendo el lubricante.
— Sí. — Digo segura.
Lo deseo.
Lo deseo muchísimo.
— ¿Puedo... ponértelo yo? — Arquea una ceja con alegría y mi corazón sonríe junto a él disminuyendo el temor que sentía.
— Claro. — Abre la mano y unto mis dedos con el frío gel.
Pringo su dura erección en toda su extensión, me muerdo los labios y la siento palpitar entre mis manos cuando la acaricio y escucho jadear a Hugo.
Joder, qué ganas le tengo.
Sigo acariciándolo, asegurándome de qué el lubricante recubra toda su tersa piel y me aparta la mano de golpe.
— Iba a correrme antes de empezar nada. — Dice con los ojos cerrados y la respiración entrecortada. Me río.
Abre los ojos, sus pupilas abarcan todo el iris dándole un aspecto vampírico a su mirada, pega sus labios a los míos, besándome con sosiego, nos dejamos caer sobre la cama y se acomoda entre mis piernas.
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Amando A Hugo © [Profesor vol. 1] |COMPLETA|
RomanceMuchas de las veces que pensaba en él, deseaba no haberlo conocido jamás. Deseaba no haber pisado nunca aquella universidad. "Ve a la universidad". Decían. Aquel lugar me enseñó la peores y las mejores lecciones de mí vida; me hizo ver lo fuerte que...