•Aᴘᴏsᴛé Tᴏᴅᴏ Pᴏʀ Tɪ, Y Pᴇʀᴅí•

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Primer fin de semana en mi casa, con mi madre, y sin Pablo.

Se me va hacer de lo más raro volver a mi casa, hacer las maletas, e irme a "mi nueva casa".

Es todo tan... ¿extraño?

¿Bonito?

Extraño y bonito.

No sé cómo explicar tal sentimiento, pero es maravilloso.

Pablo está de un pegajoso, está más pegado a mí, está cómo yo el día que se fue a trabajar; no quiere que me vaya.

— ¿Es hoy cuándo te vas? — Dice acompañado de unos golpes a la puerta.

— Sí. — Grito por encima del agua que cae por mis hombros y se desliza por mi cuerpo hasta desaparecer por el desagüe. — Pablo, puedes entrar. — Entra aún con la última palabra en mi boca.

Sonrío cuando lo encuentro.

Enrollo, no sé para qué, mi cuerpo con la toalla, Pablo me mira con desaprobación, me coge por la cintura y me apega a su cuerpo apoderándose de mis labios.

Reposo las manos en su pecho, lo beso despacio, dejándole el tiempo que necesite para besarme, para que memorice nuestros besos y pueda recordarlos en la única noche que no estaré junto a él.

— Maria... — Dice manoseándome el cuerpo.

Ahí está de nuevo.

— ¿Qué quieres Pablo? — Busca mi cuello para darle un beso.

— Quiero que me hagas el amor. — Dice conduciéndonos a la cama y se va desvistiendo por el camino, dejando la ropa esparcida por el suelo.

Dejo caer la toalla al suelo, con la mirada de Pablo centrada en mis pechos, deshago la cola alta que me había hecho para darme una ducha rápida, me inclino sobre él, recostada sobre su torso, poniendo las manos alrededor de su cara, mientras se pone el preservativo, lo beso suavemente, abro las piernas y le dejo paso a mi interior.

Levanta la cadera y entra con cuidado haciendo que mi cuerpo se estremezca y que lo abrace con fuerza. Se mueve muy despacio mientras me besa, pongo mi frente sobre la suya y sale de mí.

Me mira y con mucha ternura se adentra en mí, inclina la cabeza, me coge del pelo, tira de mí hacia él, besándome con delicadeza.

Abro más las piernas y se introduce más en mí interior, gimo y lo abrazo rodeando su cuello con fuerza, se mueve con mucha suavidad y sale de mí.

Me coge del pelo, sin dejar que me mueva de su rostro, me besa y me mira con preocupación en la mirada.

— Dime que volverás. — Entra deslizándose delicadamente, gimiendo, cogiéndome de la cadera, moviéndome despacio. — Por favor. — Aprieto mi cuerpo más al suyo y gime haciéndome suya.

— Volveré. — Lo beso pegando cada centímetro de mi cuerpo al suyo.

— Te quiero. — Me coge del culo, apretándome más a su cadera, aprieta sus labios con fuerza contra los míos, abre más las piernas y se corre haciéndome tocar el cielo con sus gemidos.

Los constantes mensajes de mi madre nos obligan a vestirnos rápidamente, y yo, casi sin poder mirar a Pablo a la cara, sintiéndome cómo si mi madre nos hubiera espiado durante el rato que hemos estado haciendo el amor.

— Iré a casa, haré maletas y el domingo por la noche volveré. — Sostiene mi mano.

— A partir del lunes no nos veremos tanto. — Nos abrazamos. — Podrías venir el domingo por la tarde. — Me sonríe tímido.

Amando A Hugo © [Profesor vol. 1] |COMPLETA|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora