Capítulo 8- Tú me besaste y yo te atropellé.

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-Así que la pequeña Myers sabe mi nombre.-Drake dio la última calada a su cigarro antes de lanzarlo a un punto perdido del suelo. Estuve a punto de pedirle que cogiera la colilla y la tirara en una papelera, pero con mi mirada discriminatoria le bastó para hacerlo, no sin antes soltar una pequeña risa burlesca. - ¿Qué haces aquí?

-Eso debería preguntártelo yo a ti.- Sentencié dando un paso al frente.- Estás sobre mi coche.

Giró su cabeza para poder apreciar con más detalle el vehículo. Por su expresión pude adivinar que aquella situación fue pura coincidencia, aunque eso no la hacía más agradable. De un momento a otro se recompuso, quedando de pie ante mí. Si mirada se clavó en mí de una manera que días antes podría haber calificado como escalofriante, pero que en aquel momento ni siquiera me coaccionaba. Si quería obtener lo que buscaba, no podía dejar que me intimidara.

-He venido a ver el partido.- Habló tras un veloz intercambio de miradas.- Como capitán de mi equipo es común que ojee cómo de preparados están el resto de equipos. Kilian hace lo mismo, aunque supongo que lo sabrás. Bonito espectáculo, por cierto.- Comentó logrando que mis mejillas se tornaran de un color rojizo por segundos.- Ha sido...- Dudó unos segundos, buscando la palabra correcta.- Interesante.

-Lo sé.- Exclamé intentando parecer orgullosa.- Es mi manera de apoyar a mi chico.

-Pues a él parece no haberle causado mucha gracia que hayas enseñado una foto suya abrazando a un peluche delante de todo el mundo.

-Puede ser, no lo sé. Llevamos poco tiempo, aún no lo conozco al cien por cien.- Me acerqué aún más a él, cruzando ambos brazos sobre mi pecho.- Pero tú sin embargo pareces conocerlo mucho mejor, ¿no es así?

Una sonrisa arrolladora se deslizó sobre su rostro. Intenté concentrarme en mi cometido, evitando las señales que mandaban sus extrañas expresiones, pero me resultaba realmente difícil. Me replanteé seriamente si aquel chico sufría algún problema bipolar, ya que podía cambiar de un semblante intimidatorio a otro eufórico en cuestión de segundos.

-Kilian no te ha contado nada.- Aquello fue más una afirmación que una pregunta. Mi cuerpo se tensó al instante, ¿cómo podía saber algo así solo intercambiando un par de frases conmigo?- Creía que después del accidente de la otra noche ya estarías informada de todo. Muy irresponsable por parte de tu novio y tu hermano, muñeca.

-¿Qué?- Esta vez retrocedí un paso, con tan mala fortuna que me tropecé con mis propios pies y tuve que apoyarme sobre mi coche para no caer estrepitosamente.- ¿Qué quieres decir?

-Dime, pequeña Myers.- Su voz se agravó mas de lo normal.- ¿Qué crees que sería capaz de hacer Zev si yo te dañara?

El pánico inundó hasta el último de mis poros. La rabia con la que bañó cada una de aquellas palabras mientras se deslizaban por sus labios consiguió apretar mi pecho, dificultando mi respiración. Entendí entonces que fue una tontería pensar que podría aprovechar esa situación para sacar algo de él, pero era demasiado tarde. En el ambiente reinaba la soledad que había dejado el fin del partido, por lo que solo estábamos él y yo en un aparcamiento desolado. Aquel chico quería hacerme daño, y todo por lo que ocurrió entre él, Kilian y Zev.

Un paso suyo fue lo que hizo que reaccionara, alejándome aún más de su cuerpo. Estaba preparada para salir corriendo o gritar, quizás ambas, cuando de alguna parte del lugar una voz captó la atención de ambos.

-¡Myers!- Gritó Kilian desde la entrada al aparcamiento.

Cuando me giré Drake había desaparecido. Pude escuchar algunas hojas rompiéndose por las pisadas de alguien, así que imaginé que había huido por la parte de atrás. Respiré de nuevo con tranquilidad, relajando mis músculos mientras esperaba a que Kilian llegara hasta mi posición, quien parecía no haberse percatado de que Drake estaba allí segundos atrás.

5 pasos para romper con un chicoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora