No exageraría si digo que el camino hacia la casa de Scarlett fueron los minutos más angustiosos de mi vida. Conocía a mi amiga demasiado bien como para saber que aquel mensaje no traía consigo cualquier tontería, sino que había algo serio detrás. Por eso, cuando llegué a su calle sentí mis manos temblar sobre el volante de mi coche. No sabía si estaba preparada para lo que iba a escuchar.
Divisé la silueta de Daphne en la entrada, esperándome como habíamos acordado. Entre sus finos dedos sostenía un cigarro casi acabado que parecía ser el único remedio para su ansiedad. Al verle así supe que a ella también le comían los nervios. Y lo afirmé cuando llegué a su posición y sus ojos me miraron con preocupación.
— ¿Tienes idea de qué puede ser? — Cuestionó cuando uno de los trabajadores nos abrió la puerta.
— No, pero imagino con quién tiene que ver.
Daphne asintió dándome paso a las escaleras que subían hacia la planta de arriba. Una vez allí, divisamos al fondo la puerta de la habitación de Scarlett, abierta ligeramente. La sensación que recorría mi cuerpo era tan extraña que ni todas las palabras del mundo podrían explicarla. Solo sabía que tenía que hablar con mi amiga cuanto antes, y descubrir qué era lo que tenía guardado.
— ¿Se puede? — Preguntamos a la vez, asomando la cabeza con sutileza.
Scarlett se levantó de su silla con rapidez, dejándonos ver su pálido rostro lleno de lágrimas. Ambas nos lanzamos para fundirnos en un abrazo y así lograr tranquilizarla. Segundos después, nos pidió que nos sentáramos sobre la superficie de su cama para poder hablar tranquilamente.
— Scar, me estás asustando. — Se alarmó Daphne.
— Lo siento mucho. — Dijo entre sollozos. — Os he fallado.
— Scarlett, no. — Mi mano se desplazó hacia la suya, agarrándola ligeramente. — Sea lo que sea lo que nos tienes que contar, no tienes que pensar en eso.
— Os vais a enfadar conmigo...
— Deja de decir tonterías. — Intervino Daphne. — Somos amigas, y eso no lo va a cambiar ni hasta el mayor fallo.
Las palabras de la rubia parecieron darle la fuerza que necesitaba, ya que tomó todo el aire que sus pulmones le permitieron y lo soltó despacio antes de volver a hablar.
— Cuando estaba con... Ian. — Su nombre consiguió poner mis pelos de punta. — Yo... eh... Digamos que él me obligó a hacer cosas de las que no estoy orgullosa.
— ¿Abusó de ti? — Exclamó Daphne, y aunque yo pensé en lo mismo, recé por que no fuera eso.
— Oh, no. No me refiero a eso. — Sentí como volvía a respirar. — Vale, ahí va. Sabéis que Drake y Ian están en el mismo equipo, pero además de eso, son familia. Primos, para ser exacta. Cuando ambos se enteraron de que Kilian estaba contigo, intentaron haceros daño... a través de mí.
— ¿Cómo que a través de ti?
— Noelle yo mantenía a Drake informado de hasta el último paso que dabas, porque Ian me obligaba. — Su voz se rompió. — Al principio me negué... y me llevé un puñetazo. Me asusté tanto que acabé accediendo.
— ¿Desde cuándo?
— Desde el día que fuimos al Black&Black. ¿Recuerdas que eché de malas maneras a Drake de tu lado? Fue ahí cuando se enteró de que yo era amiga tuya, y le pidió a Ian que le ayudara. En el primer partido, cuando estaba tan nerviosa mirando al móvil, era porque Drake me hablaba. Noelle él no apareció en el aparcamiento por casualidad, yo le dije que volvías a casa sola.
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5 pasos para romper con un chico
Teen Fiction¿Cómo evitar el dolor de un corazón roto? Guiada por la amarga y fría concepción que tenía del amor, Noelle Myers decide crear cinco pasos para romper con un chico intentando causarle el menor daño posible. ¿Cómo? Fácil. Para cuando llegues al quin...