Capítulo 12- Cita inesperada.

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Si algo tenía claro desde pequeña era que el único lugar en el que podía sentirme segura era en los brazos de mis padres. Sentir su calor envolviéndome era la mejor sensación del mundo sin duda alguna. Y después de tanto tiempo sin verlos, el cúmulo de sentimientos consiguió que explotara y me deshiciera en lágrimas mientras los cuatro nos fundíamos en un abrazo. 

Mis padres lucían espléndidos. Fue uno de los momentos en los que me percaté de que era la viva imagen de mi madre. Ella tenía unos grandes ojos oscuros que resaltaban en su fino rostro junto a su largo cabello moreno. Realmente yo parecía una caricatura suya. Por otro lado mi padre tenía rasgos más toscos, con el cabello y la piel más clara, pero con los mismos ojos que Zev había heredado. 

—¿Qué hacéis aquí?— Logró preguntar mi hermano tras nuestro largo abrazo.— No nos habéis avisado de que veníais.

— Queríamos daros una sorpresa.— Contestó mi madre antes de agarrar el rostro de Zev y depositar un casto beso en su mejilla.— Y también pillaros desprevenidos para ver cómo os estabais portando. ¿Qué es eso de que has robado y destrozado un coche, Noelle?— Sus ojos se posaron en mí junto a una expresión de reproche. 

— No es nada.— Zev se adelantó.— Ha habido una confusión que ha acabado con el coche de Kilian rayado. Pero está todo bien. 

— Siempre metida en todos los líos.— Papá paso su brazo por mis hombros para atraerme hacia él.— Hablando de Kilian, ¿qué tal está? 

Mi padre y Kilian tenía una relación demasiado cercana para mi gusto. Se había acostumbrado a tenerlo por casa a menudo y llegó a un punto que lo trataba como a uno más. Incluso tenían una pequeña costumbre que consistía en que Zev, Kilian y mi padre quedaban las noches de partidos retransmitidos en televisión para verlos juntos. Ellos solían comer pizza y gritar como si la vida les fuera en ello mientras que mi madre y yo nos íbamos a cenar a algún restaurante. 

— Insoportable, como siempre.— Mascullé en voz baja. 

— Deberías ser más agradable con él, Noelle. Es un buen chico. 

Seguro que no te caería tan bien si supieras que está saliendo conmigo. Aunque sea una mentira. 

—Bueno chicos.— Interrumpió mi madre.— ¿Qué tal si nos ponéis al día? 

El resto de la tarde la pasamos conversando en en jardín trasero. Allí Buddie corría entre nuestros cuerpos mientras disfrutábamos de una tarde soleada junto a unas bebidas frías. Mis padres nos contaron las experiencias que habían vivido durante las últimas semanas con todo detalle, lo que en algunos momentos consiguió erizar mi piel. Ellos tenían trabajos realmente duros pero a la vez heroicos. Y yo no podía sentirme más orgullosa de ser su hija. 

Cuando nos preguntaron sobre los últimos acontecimientos de nuestras vidas sentí como cada fibra de mi cuerpo se tensaba. Ambos les contamos acerca de la universidad además de algún suceso puntual que podíamos compartir a nuestros padres. Por mi parte preferí obviar todo lo que había ocurrido en relación con Kilian, aunque sabía que tarde o temprano acabaría contándoselo a mi madre. Ella era mi confidente, desde pequeña acudía a sus consejos cuando tenía un problema que no sabía como controlar. Pero aún no estaba preparada para hablar con ella, y sabía que se debía a la culpabilidad que sentía tras la conversación con Doty. 

El reloj marcaba las siete cuando recordé que había quedado con Austin. En un principio me replanteé la idea de aplazar aquello para otro día, ya que quería pasar el día con mis padres, pero ellos me informaron de que irían a visitar a los vecinos así que tendría tiempo de sobra para salir con él. 

Tomé una ducha rápida antes de deslizar mi cuerpo en unos vaqueros ajustados junto a un top blanco de manga corta. Sequé mi pelo con rapidez mientras que terminaba de ponerme las zapatillas casi haciendo maniobras. Quedaba poco tiempo para que el castaño apareciera y aún no les había comentado nada a mi familia, por lo que debía darme prisa. Finalmente maquillé ligeramente mi rostro y salí hacia el salón con un trote ligero. 

5 pasos para romper con un chicoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora